Los Asesinos de la Luna: Lo nuevo de Scorsese

Martin Scorsese volvió a estar en la polémica hace un par de semanas. El destacado director de Taxi Driver y The Irishman habló largo y tendido con la revista CQ y de esas páginas y páginas de reflexiones, en las redes sociales, sus dichos contra Marvel calaron hondo. Scorsese ya había tratado a las películas de Marvel como "un parque de entretenimiento" (en el sentido del espectáculo de la franquicia) y ahora vuelve para decir que le preocupa que las nuevas generaciones piensen que solo el cine tipo franquicia es el único que existe. En el marco de esto se estrenó Los Asesinos de la Luna.

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Basada en una novela que toma hechos históricos, Killers of the Flower Moon narra los acontecimientos cuando la tribu de nativos americanos del condado de Osage encuentra petróleo y se vuelven millonarios. Posteriormente, en los años 20, los miembros de la tribu comienzan a ser asesinados misteriosamente, lo que termina por involucrar al FBI.

Con un excelente Leonardo DiCaprio, un impecable Robert De Niro y una deslumbrante Lily Gladstone, la nueva película de Scorsese es una imagen muy interesante y conmovedora de la ambición humana, la despersonalización y la codicia. No solo por abordar la condenable violencia contra las tribus americanas, sino por mostrar la silenciosa propagación de la maldad. Una fotografía del mal.

Es interesante que Scorsese se desprenda del protagonista tradicional. Uno entiende que en sus películas hay personajes con más sombras y luces, pero de igual manera, se establece una conexión y un vínculo emocional con el espectador. Rupert Pupkin secuestra a una figura televisiva, pero lo hemos acompañado en su tristeza. Lo mismo ocurre en Taxi Driver, donde acompañamos a Travis Bickle durante toda la película en su descenso a la locura. Jordan Belfort es un ser despreciable en todas sus facetas, pero de igual manera, miles de jóvenes sueñan con ser El Lobo de Wall Street. Todo esto se debe al talento narrativo de Martin Scorsese.

Pero en Los Asesinos de la Luna, nuestro protagonista es el personaje de Leonardo DiCaprio, pero tiene una construcción moral tan ambigua que es imposible verlo como un protagonista. Se deja influenciar constantemente por su tío (Robert De Niro). Es un poco ingenuo, no comprende muy bien sus sentimientos, por lo que queda en una zona oscura en la que es imposible sentir ni lástima ni rabia. Representa la antítesis de un protagonista, lo que resulta genial desde el punto de vista narrativo, ya que demuestra cómo las personas pueden acercarse a la maldad.

Si nos podemos identificar con un personaje, es con el de Lily Gladstone, una desconocida del elenco. El personaje de Mollie está abrumado por la pena y la tragedia y tiene una actuación tan intensa que llena la pantalla. A veces, sin decir una palabra, con su mera presencia, Lily transmite tanto desasosiego. No es fácil compartir pantalla con De Niro y DiCaprio, y Gladstone se destaca por encima de ellos. Es una candidata sólida al Oscar.

Ahora, la película tiene una duración de 3 horas y media. En un ideal perfeccionista del director, la película se toma todo el tiempo necesario para contar este drama familiar. Fue el mismo Scorsese quien dijo: "He visto a las personas pasar 8 horas viendo una serie", pidiendo que no seamos ingenuos. Sin embargo, el ritmo impregnado en la película es diametralmente opuesto al que se le da a una serie algorítmica, como La Casa de Papel.

Killers of the Flower Moon tiene un ritmo pausado, a diferencia de The Irishman (otra de las extensas películas de Scorsese), no tiene un final impactante ni una última media hora que acelere el ritmo. Resulta interesante pensar en cómo las largas películas, que superan las tres horas, son recibidas por generaciones que necesitan estímulos cada 15 segundos.

En cualquier caso, esta película, que es una obra maestra, es una muestra de la versatilidad de Scorsese como director.

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