The Flash: Correcto homenaje a la historia DC

Dolía. Era complejo ver cómo, mientras Marvel armaba un grandioso universo cinematográfico con astucia indudable, DC no lograba crear un entramado de películas. El fracaso del Universo Compartido de DC dolía mucho debido a su amplio catálogo de personajes, tan importantes para la cultura pop. Aún no tenemos una película decente de Green Lantern; pese a la infinidad de películas de Batman, no hay ni rastro de la Batfamilia; en la nada quedó el proyecto de Guillermo del Toro y la Justice League Dark.

El fallido intento enmarcado en las polémicas de Zack Snyder, el rotundo fracaso de la película de Justice League y la seguidilla de producciones con tibias recepciones llevaron a Warner a hacer un golpe de guion y marcar un reinicio a sus películas de superhéroes bajo el mando de James Gunn. En medio de eso llegó la no poco polémica The Flash (ya era hora de una película del velocista).

Protagonizada por el polémico Ezra Miller, The Flash es esa película eternamente prometida para los fanáticos del cómic. Un homenaje a lo bueno de DC Comics y a su mitología. Dirigida por el argentino Andy Muschietti (Mamá, It), The Flash se sumerge de lleno en el multiverso, de partida, trayendo de regreso a Michael Keaton en su papel de Batman. Golpe a la nostalgia sin anestesia, el Batman de Keaton moldeó al personaje, lo hizo propio y le dio la impronta que requería para sacudirse del colorido Adam West. Doble dosis de Batman, ya que tendremos a Ben Affleck repitiendo su papel como encapotado.

¿Más regresos? Michael Shannon regresa como el General Zod, el supervillano de la película Man of Steel. Sasha Calle como Supergirl completa el elenco que tiene como líder a Ezra Miller en el papel de dos Barry Allen. Un viaje en el tiempo que sale mal es el detonante de esta película que, pese a tener todo para salir mal, funciona de sobremanera.

De partida, es una película sumamente comiquera. Aquellos que crecimos leyendo cómics de DC entendemos la importancia de Flash para la mitología de los superhéroes y soñábamos con ver la Speed Force en pantalla. Pero independientemente de los guiños o las referencias a la historia del cine de DC, The Flash es una película sumamente emocional. El nudo maternofilial que motiva a Barry Allen está construido con perspicacia y cariño y, desde ese detonante, se construyen capas de acción, humor y despilfarro comiquero. En el balance de ser un homenaje a lo clásico y fundamental de DC y la búsqueda de un nuevo estilo en un género saturado.

Pero siempre pasa algo, DC, algo tenía que boicotear esta película. Y no, no son los escándalos judiciales de Ezra Miller (que actúa increíble, dicho sea de paso). En esta ocasión, el fallo es el, por momentos, horrible CGI. Y ya parece un punto común en las producciones de Marvel y DC el desprolijo trato que reciben los efectos especiales, como si el engranaje de producir películas en masa no permit

iera destinar la mínima cantidad de horas para pulir un trabajo tan importante. Tal vez sea el mal de la nueva epicidad cinematográfica de hoy, donde somos capaces de perdonar la falta de corazón y trabajo arduo con el fin de poder sacar una producción por semestre.

Y pese a que por momentos los efectos de The Flash se asemejan a un juego de PS2, el director Andy Muschietti no se queda corto en excusas. Como buen latinoamericano, el argentino se llena de excusas diciendo que los efectos especiales están a propósito mal hechos, con el fin de representar lo que ve Flash. "Era parte del diseño, así que, si te parece un poco raro, era lo que se pretendía", dijo el director. Las escenas de la Speed Force se pueden entender como una decisión visual (que no quita que se vea feo), pero los malos efectos se extienden por gran parte de la película, no solo cuando Barry Allen corre.

Problemas más, problemas menos, The Flash cumple. Y eso ya es mucho decir para un género agotado de estrenos. En lo que va del año ya tenemos 5 películas de héroes con capas (y sin) todas con resultados dispares (desde la obra maestra de "Across the Spider-Verse" hasta la infumable "Quantumania"). El futuro del cine de superhéroes enfrenta tiempos decisivos, y The Flash es un golpe en la mesa en cuanto a intenciones, donde DC busca retomar el viaje de cara a los próximos años de héroes y villanos.

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