Payaso desquiciado: La historia del asesino violador que enterró a jóvenes en su sótano y que inspiró 'IT'
- Por Matías González Olguín
"¿Qué asusta a los niños más que nada en el mundo? Y la respuesta fue los payasos. Recordé la historia de Gacy, me sirvió para crear al payaso 'Pennywise'".
Esto decía el reconocido escritor Stephen King en 1986, cuando publicó la famosa novela "It". Su inspiración fue John Wayne Gacy, un hombre modelo en público, pero que escondía una tormentosa y sangrienta vida bajo el maquillaje de un payaso macabro.
En Estados Unidos es recordado como uno de los asesinos más temibles del último siglo. Violó y mató a una treintena de jóvenes, mayoritariamente homosexuales. En su casa encontraron 27 cadáveres enterrados y, cuando no le quedaba más espacio, lanzó los cuerpos al río.
Sus vecinos lo amaban, porque "Pogo, el payaso" era encantador. Sin embargo, hacía realidad las peores pesadillas de los adolescentes. Su historia es contada por una serie documental en Netflix, la que aborda sus crímenes y desquiciada psicología
Las heridas de su padre enfermizo
El demente sujeto nació un 17 de marzo de 1942, siendo el segundo de tres hermanos. Su padre fue John Stanley Gacy, un maquinista ferroviario que lo único que deseaba era tener un hijo varón para inculcarle una enseñanza machista, algo que no podía hacer con su hija Karen.
Pocos años duró esa felicidad, porque el pequeño John nunca adquirió sus enseñanzas, pero sí mantuvo una profunda confidencia con Marion Elaine, su madre.
"Él se le acercaba y le contaba muchas cosas que no se atrevía a decirle a papá. Creo que mi papá pensaba que le ocultaba secretos y eso le molestaba. Entonces, discutía con mamá y a veces discutían muy fuerte", contó Karen.
Cansado de la decepción que sufría con su hijo, un día el hombre llegó del trabajo y se encerró con él en el sótano de la casa. Lo hizo víctima de su alcoholismo, porque lo hizo beber una botella de brandy, al mismo tiempo que lo azotaba con su cinturón para gritarle groserías homofóbicas.
Ya durante su adolescencia, Johnny trató incansablemente de satisfacer las exigencias su padre enfermizo. Comenzó a tener citas con sus compañeras y a realizar actividad física, pero en eso duró poco porque se desmayaba al correr.
Resulta que esos desvanecimientos eran provocados por coágulos en su cabeza, un diagnóstico en el que nunca creyó su progenitor. La relación padre-hijo estaba muerta: "No podía hablar con él, estaba destrozado. Yo era un tonto, un estúpido que nunca llegaría a nada. Decidí mandar todo al diablo", explicó el sujeto en la cárcel.
Al irse de casa comenzó a trabajar en una funeraria de Las Vegas. Ahí permaneció tres meses antes que lo despidieran por acostarse con un cadáver.
Gacy, el ciudadano modelo que entró en crisis
Decidido a comenzar una nueva vida, en 1964 se mudó al estado de Illinois y fue contratado por una zapatería, en donde conoció a Marlynn Myers, su esposa. Ella lo impulsó en la vida pública, gracias a los contactos que tenía.
De hecho, cuando llegaron a Waterloo —en el mismo estado—, Gacy ocupó la gerencia de un restaurante de una reconocida cadena de comida rápida, debido a que la franquicia pertenecía a la familia de su mujer.
Empezó a rodearse de personalidades públicas, a tal punto de ser parte de la comisión directiva de la Cámara de Comercio y después presidente del organismo. Conoció a empresarios y se volvió un activo participante de eventos benéficos.
No había duda que la figura de Gacy era un modelo para la ciudadanía, pero sus problemas matrimoniales lo quebraron. Después de sus reuniones, invitaba a los empresarios a un hotel para ver películas pornográficas y realizar orgías con prostitutas.
Marlynn supo de estos episodios, pero en vez de sacárselos en cara, le pidió que la uniera, algo a lo que él accedió. Años más tarde, Karen, la hermana de Gacy, contó la decepción que significó para ella: "Marlynn me dijo que regresaban a casa con otras personas. Creí que era una broma, pero cuando supe que era verdad, la imagen de mi hermano y de mi cuñada se me vinieron abajo".
Condenado por sodomía
Gacy mantuvo una doble personalidad: por el día un destacado funcionario y por las noches un empedernido animal sexual. Sin embargo, cultivó una depravada obsesión por hombres jóvenes.
Su primera víctima cayó en 1967. Se trataba del quinceañero hijo de Donald Voorhees,un senador y miembro de los Jaycees —organización civil dedicada al desarrollo personal de hombres adolescentes— con el que Gacy se unió para llegar a la presidencia de esta agrupación.
En una conversación grabada en la cárcel, John contó su versión de cómo abordó al joven en el verano de 1967: "Cuando fue el incidente con Donald Voorhees hijo, yo conducía de una tienda a otra. Donald hacía dedo y lo recogí. Me preguntó por las películas pornográficas".
"Yo, como un imbécil, lo llevé a mi casa y le mostré las películas. Me excité al verlas y, para resumir, él me hizo sexo oral y creo que yo le hice a él (...) ¿Por qué diablos salí y me involucré con un niño?", se cuestionó Gacy, según un audio que es reproducido en la serie de Netflix.
"(Donald) habló con su padre, que luego conversó con el fiscal del estado para acusarme de sodomía", agregó. Por ese delito cumplió diez años de prisión.
Nace "Pogo", el payaso
Esa década carcelaria se redujo a 18 meses, porque fue liberado por buena conducta. Regresó a Illinois y se unió al Partido Demócrata para destacarse como uno de los mejores delegados distritales.
Aprovechando que pocos conocían su historia personal, el protagonista intentó reiniciar su vida. Organizó y participó en distintos desfiles, codeándose con reconocidas figuras públicas. Los eventos tenían temáticas y había que disfrazarse; un día, él lo hizo de payaso, dando origen a "Pogo".
"Hice de payaso para el Partido Demócrata y participé en muchos desfiles. Lo disfrutaba, lo hacía por placer. Cuando visitas a ancianos en asilos o a niños lisiados, sientes algo similar a cuando sales de la iglesia en Nochebuena", explicó Gacy en una grabación en la cárcel.
"Si estaba de mal humor, no me gustaba hacer de 'Pogo', porque algunos de esos niños son unos malditos. En lugar de apretujarles la mejilla, quieres golpearlo", agregó entre risas.
Michael Albrecht, detective de Chicago, recordó una conversación que tuvo con Gacy: "Me dijo que, como payaso, podías sentarte en el regazo de las mujeres y hablar. Podías tocarlas y no decían nada. Los payasos pueden salirse con la suya, pueden quedar impunes".
Cazador de adolescentes que desaparecían
Aprovechó de fundar la Constructora P.D.M., en la que solo contrataba a hombres jóvenes. Misteriosamente, la mayoría de sus empleados desaparecían mientras trabajaban con él, lo que despertó las alarmas de la policía y sus familias.
En la investigación, los detectives lograron vincular a Gacy con al menos cinco desapariciones, pero todo colapsó el 11 de diciembre de 1978, cuando desapareció el joven Robert Piest.
La desaparición que marcó el fin de John Gacy
Robert trabajaba en una farmacia ubicada en Des Plaines, en Chicago. Un día vio a Gacy salir del local, al que había ido para hacer una cotización de un trabajo que debía realizar allí. El joven lo siguió para conversar sobre un cargo laboral en la constructora, pero nunca volvió a aparecer.
De no haber sido por la condena por sodomía, los detectives jamás habrían dudado de John, pero se ubicó como el primero de la lista de sospechosos. Lo primero que hizo la policía fue conseguir una orden para registrar su casa, encontrando espeluznantes objetos.
"La decoración de la casa de Gacy era muy ecléctica. En las habitaciones había imágenes de payasos un poco raros. No parecían buenos payasos, sino malvados", recordó Rafael Tovar, investigador de la desaparición.
"El pasillo que iba de la cocina a los cuartos traseros era muy extraño. Encontramos libros contra los homosexuales, sobre pederastia y pedofilia; además de juguetes sexuales y de tortura, cadenas, esposas", agregó.
Lamentablemente, Piest no estaba en el lugar, pero todo cambió a los pocos días. John se percató de que la policía comenzó a seguirlo a donde quiera que fuera y mostró una actitud incorruptible, hasta que no dio más y contó todos sus crímenes a su abogado, quien mantuvo el secreto profesional.
En diciembre de 1978, ocurrió un hecho clave que permitió su arresto. Cuando fue detenido por tenencia de marihuana, las autoridades obtuvieron una nueva orden de registro de su casa. Al mismo tiempo que confesaba sus asesinatos, un equipo especial realizaba excavaciones en su sótano, lo que tuvo resultados que conmocionaron a toda la comunidad.
Había 27 cuerpos enterrados en su casa
Dan Genty, técnico forense, relató cómo inició la pesadilla: "Debíamos encontrar lo que fuera que hubiere. Así que derribamos la pared y empezamos a levantar el piso. En ese momento, ignoraba cuál sería la magnitud del caso (...) pero básicamente estábamos en tumbas con cadáveres".
"Estos no eran cuerpos como nosotros los entendemos. En su mayoría, eran esqueletos, pero en algunos casos el cuerpo estaba casi intacto, pero muy descompuesto", añadió el especialista.
Los vecinos de Gacy y los habitantes de Des Plaines se acercaron al lugar de los hechos. Tristemente, algunos padres conocieron la noticia de que los cuerpos hallados correspondían a sus hijos, quienes estaban desaparecidos.
En total, se encontraron 27 cuerpos en el domicilio de Gacy, sepultados ahí a lo largo de la década de los '70. Cuando el asesino se quedó sin espacio en su sótano, tiró los cuerpos de sus víctimas al río.
Así fue el caso de Robert Piest, cuyos restos fueron dejados en las profundidades del agua por John tras haberlo secuestrado y asesinado. Su cuerpo no fue encontrado inmediatamente, sino que debieron pasar meses para que emergiera a raíz de su estado de descomposición.
Sentenciado a muerte después de sus 33 asesinatos
A inicios de 1980 inició su juicio en los tribunales. Primero, manifestó que tenía problemas psiquiátricos, los que fueron descartados por exámenes. Después, señaló que las muertes fueron accidentales y que ocurrieron mientras realizaba "asfixia erótica" durante las relaciones sexuales con los menores de edad.
La investigación lo apuntó como el responsable de 33 asesinatos, pero él le dijo a Tovar que en realidad eran 45: "Suena como un buen número", le confesó al detective.
Por estos graves delitos fue sentenciado a muerte, recibiendo una inyección letal recién en mayo de 1994. Sus últimas palabras fueron las siguientes:
"Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas. ¡El Estado me está asesinando! ¡Nunca sabrán dónde están los otros! ¡Bésenme el culo!".
Después de 18 minutos, Gacy descendió al infierno.
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