Columna de Mauricio Morales: "Ponte vivo Kast"
- Por Meganoticias
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Luego de la aprobación de la reforma previsional, los ánimos en la derecha quedaron algo convulsionados. Chile Vamos le entregó en bandeja un legado al gobierno, y tanto "republicanos" como "libertarios" salieron a liquidar a Matthei. Las encuestas de este fin de semana, sin embargo, entregan resultados algo contradictorios.
Según CADEM, el gobierno no capitalizó en nada la aprobación de la reforma, pues su popularidad se mantuvo en 32%. Pero si miramos Pulso Ciudadano, en cambio, el gobierno aumentó significativamente sus apoyos en 5.8% respecto a la medición anterior, llegando a 31.5%. Lo importante acá, más allá de las estimaciones puntuales de cada encuesta, es la composición de la aprobación presidencial. Pulso Ciudadano muestra un incremento de cerca de 10 puntos de la popularidad del gobierno en los segmentos más pobres (D-E), y de 6 puntos en los grupos de mayores ingresos (C1). Es en los estratos de ingresos medios en que la reforma no produjo un efecto significativo. A nivel de opciones presidenciales, Matthei continúa arriba con 27.4% y le siguen Bachelet (12.2%), Kast (9.6%), y Kaiser (7.7%). Las variaciones respecto a la medición de diciembre no parecen ser estadísticamente significativas, salvo el alza de Kaiser en 3.1%. ¿Qué nos dicen estas cifras?
Primero, que la aprobación de la reforma no generó un terremoto político. Tal como refleja CADEM, un 56% atribuye este logro a "todos" quienes participaron del proceso, seguido a mucha distancia por actores individuales como la ministra Jara, algunos senadores de Chile Vamos, y el Presidente Boric. Dado que gobierno y oposición construyeron un consenso sólido e imbatible frente a la reforma, los ciudadanos perciben que su éxito fue producto de un esfuerzo colectivo. En esta dimensión, la derecha más intensa perdió terreno, pues la expectativa era, en principio, derrumbar la reforma y atribuir esa derrota al gobierno y a Matthei. Nada de eso sucedió.
Segundo, la aprobación de la reforma tampoco generó un cambio estruendoso en las preferencias presidenciales. No obstante, el alza de Kaiser es significativa y, al parecer, responde al retroceso de Kast. Es decir, estamos en presencia de una redistribución en los apoyos hacia la derecha intensa más que un avance de esta derecha hacia el mundo moderado. Dicho en otras palabras, Matthei no sufrió con la aprobación de la reforma, y la derecha intensa redistribuyó sus apoyos entre Kast y Kaiser. Y si Matthei retrocedió, lo hizo solo marginalmente.
LO ÚLTIMOTercero, la candidatura de Bachelet no puede ser descartada. A pesar de que ha dicho varias veces que no está dispuesta a asumir el reto presidencial, los números indican que solo ella sería capaz de avanzar a una segunda vuelta, evitando que en esa elección se enfrente la derecha moderada con la derecha radical. Bachelet y Kast, aunque suene extraño, comparten algo en común: ambos encabezan el ranking de candidatos por el que los chilenos "jamás" votaría. Kast alcanza 33.1% y Bachelet 11%. En el caso de Kaiser el rechazo es de apenas 3.4%, pero eso responde a su menor nivel de conocimiento y exposición pública.
Todas estas cifras no son positivas para Kast. Por eso mismo, su candidatura necesita de un cambio drástico, pues de lo contrario estará condenado a llegar tercero o cuarto en la primera vuelta de noviembre. En primer lugar, Kast necesita construir una coalición más amplia, dando señales de gobernabilidad. Con el partido Republicano, simplemente no alcanza.
Segundo, esto supone activar y motivar al elector de derecha con una gran competencia electoral, lo que se materializa mediante una inédita primaria del sector. Tercero, esa primaria debe ser lo suficientemente amplia como para convocar a más de dos millones de electores, pues de lo contrario, si vota poca gente, esa primaria se convertirá en un salvavidas de plomo. Cuarto, a esa primaria debiesen ser invitados sólo los "parecidos". Es decir, Kaiser, el propio Kast, Carter, Edwards, Parisi.
Quinto, en esa primaria, más que los cacareos y quejas de siempre, Kast debiese construir un programa de gobierno serio y contundente. Sexto, esa primaria debiese impactar positivamente en la construcción de una lista común de candidatos al legislativo. Séptimo, de esa primaria nacería un gabinete en terreno que serviría para despersonalizar la campaña y para mostrar que el eventual gobierno va más allá de Kast. Octavo, esta primaria dejaría totalmente aislada a Matthei, pues la campaña versaría sobre los candidatos del bloque.
Noveno, está la gran oportunidad de participar en debates televisivos y discutir las principales ideas del programa común que tendrá el sector. Décimo, y aunque la historia a veces no se repite, desde 2013 todos los Presidentes de la República han enfrentado una primaria.
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