Columna de Mauricio Morales: "Mediocres"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago. 

El expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle alzó la voz. En un seminario organizado por ICARE calificó de "mediocre" un crecimiento del 1% o al 2%. A reglón seguido, sostuvo que bajo su gobierno el país había crecido entre el 5% y el 7%, que sobraba la plata, y que esas cifras no fueron producto de reformas como la tributaria, sino que del buen manejo de la economía, deslizando una crítica no solo al gobierno de Boric, sino que también al segundo gobierno de Bachelet.

Remató señalando que él, a sus 82 años, se rebelaba frente al desempeño económico que ha tenido el país. La reacción de Frei tomó por sorpresa al Presidente Boric, dando pie a un duelo entre dos generaciones políticas opuestas en todo. De hecho, Frei, aunque sea repetitivo decirlo, es parte activa de los famosos 30 años de democracia que tanto se criticaron en el contexto del estallido social de 2019, y que sirvió de combustible para la candidatura presidencial de Boric.

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Luego, en el marco de la discusión constitucional, Frei se enfrentó a su propio partido, la Democracia Cristiana, sumándose a la opción "Rechazo". Boric, por su parte, apoyó activamente junto a todo su equipo ministerial la alternativa "Apruebo". El resultado ya lo conocemos.

¿A qué se deben las críticas de Frei? Primero, existe una preocupación genuina del expresidente en torno al rumbo que está tomando el país. Frei encabezó el segundo gobierno democrático luego de la dictadura, y su desafío central fue doble: consolidar la democracia y avanzar en el proceso de modernización. Bajo su mandato enfrentó la detención de Pinochet en Londres y la crisis asiática. Esto último produjo un derrumbe en su aprobación presidencial, pero así y todo consiguió que un candidato de la Concertación ganara, a duras penas eso sí, la elección de 1999/2000.

Probablemente, Frei percibe que el país sigue avanzando hacia el despeñadero y que no se han alzado voces para poner una alerta. Mientras la derecha solo sabe taponear los proyectos de ley que vienen desde el ejecutivo, la izquierda intenta defender lo poco de estantería que va quedando.

En segundo lugar, las palabras de Frei van en línea con una defensa retrospectiva de los primeros gobiernos democráticos. Casi de manera pedagógica, Frei le explica a las nuevas generaciones que es posible crecer incluso en condiciones mucho más desmejoradas como las que le tocó enfrentar entre 1994 y 2000. Demostrando cierta frustración y rabia, Frei no entiende cómo es posible que los índices macroeconómicos estén tan desmejorados.

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También debe estar muy molesto con la decisión del denominado "comité de ministros" por el rechazo al proyecto Dominga. Frei siempre entendió que la primera tarea de un gobierno era generar crecimiento, inversión y empleo. Esta posición, en cierta medida, lo hizo descuidar la política, distanciándose de su coalición de gobierno que, dicho sea de paso, tuvo un tremendo traspié electoral en las elecciones de legisladores en 1997.

En tercer lugar, Frei intenta despertar o hacer reaccionar a los últimos brotes concertacionistas, que no solo han claudicado frente a la arremetida del Frente Amplio y del Partido Comunista, sino que también ya casi dan por hecho que la próxima presidenta de Chile será Evelyn Matthei. La rebeldía de Frei, por tanto, no solo debe interpretarse como un corcoveo por el mal desempeño económico del país, sino que también por la ausencia de liderazgos que, de una vez por todas, ofrezcan una plataforma de desarrollo seria para Chile. No es razonable, pensará Frei, que un expresidente de 82 años tenga que salir a decir las cosas que otros, por miedo o simple dejación, ocultan o expresan en voz baja.

Para algunos, las palabras de Frei abren la posibilidad de una candidatura presidencial. Si eso sucede, será una clara señal de que no solo es mediocre el país por sus tasas de crecimiento, sino que también aquellos liderazgos que en lugar de defender las ideas históricas de la Concertación, se esconden cobardemente detrás de un expresidente que hace rato se retiró de la política activa.

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