Empresa dueña de Pisco Bauzá se aleja de la quiebra: ¿Cómo convenció a los bancos para pagar sus millonarias deudas?
En siete meses, Empresas Bauzá revirtió una complicada situación financiera, por la que incluso la justicia recibió una solicitud de liquidación forzosa en su contra, dada la millonaria deuda que contrajo al no cancelar un pagaré de financiamiento en 2023.
Fue en marzo de este año cuando RaboFinance Chile pidió la quiebra de Bauzá Export Limitada, argumentando que no había pagado las dos cuotas de los 495 mil dólares (más de 482 millones de pesos chilenos, según el cambio actual) con las que se comprometió.
Esa exigencia, más las duras consecuencias de la pandemia —cierre de mercados y altas tasas de interés—, la sequía y la fuerte irrupción de Perú en el mercado frutícola, pudieron ser el fin de la demandada. Sin embargo, un experimentado hombre de negocios sembró la esperanza en un complicado momento.
Así está zafando Bauzá de la quiebra
Bauzá posee varios negocios, el más conocido es el del pisco que lleva su nombre, pero el que le reporta más ingresos es la exportación de uva de mesa premium a países como Estados Unidos, China y Corea, por mencionar algunos. Por ende, la demanda de quiebra fue la advertencia de un golpe a un pilar fundamental.
LO ÚLTIMOEn marzo, cuando se les notificó lo de RaboFinance Chile, la gerencia —compuesta por los hermanos Lorenzo, José Miguel y Rodrigo Bauzá— hizo varios cambios corporativos, siendo el más importante el ascenso de Víctor Valech Yarur, un conocido de la familia que pasó de ser consejero a director ejecutivo.
DF MAS señala que fue este ingeniero civil industrial el encargado de negociar una solución con RaboFinance Chile y los bancos. Lo más particular es que las tratativas se desarrollaron lejos de tribunales, sin poner sobre la mesa temas como reorganización ni liquidación judicial.
Tan efectivas fueron sus labores, que el 16 de octubre se retiró la solicitud de quiebra; y un mes y medio antes, Bauzá renegoció una deuda total de 30 millones de dólares (más de $29 mil millones) con BancoEstado, Banco de Chile, BICE, Santander, BCI, Itaú y Scotiabank, sus principales acreedores.
El acuerdo que se alcanzó con la demandante y las entidades bancarias fue que pagará sus pasivos en cinco años, en cada diciembre. Además, tendrá que vender sus activos prescindibles: la mayoría corresponde a campos que ya no tienen uso frutícola por la sequía, pero sí de producción de energías renovables.
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