Columna de Mauricio Morales: "Nadie te creyó"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago. 

No sé cuál es tu nombre, y si lo supiera no lo revelaría por acá. Solo me he enterado por distintos medios de comunicación sobre tus orígenes y tu esfuerzo para salir adelante, junto con una familia que te apoyó desde el primer momento. No quiero entrar en el detalle del trauma que viviste, pues eso es materia de la Fiscalía. Solo deseo expresar mi admiración por tu fortaleza para denunciar un abuso de esta envergadura.

Sin ánimo de comparar, en su momento fui testigo de cómo se construyó una red de apoyo hacia un denunciado por otras faltas o delitos, y las presiones que existieron desde ese entorno para no seguir adelante con la denuncia. Si para mí fue una experiencia muy dura en calidad de testigo y defensor de la víctima, no quiero pensar cómo lo fue para ti. Seguramente, te rodearon, te amenazaron, te dejaron sola, te hicieron ver que nadie te creería, te aislaron, te apuntaron con el dedo, te hicieron sentir culpable, te trataron de orillar a no denunciar, te acusaron de desleal, y te prometieron venganza. Todo eso lo sé. Todo eso lo viví. Yo sí te creo.

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La Fiscalía, afortunadamente para ti, dispone de todas las pruebas. Ya está claro que el gobierno supo de los hechos desde, al menos, el 15 de octubre. Pero no te creyeron. Monsalve siguió en su puesto muy campante. No solo eso. También se dio el lujo de participar oficialmente en actividades propias del cargo. Estaba seguro. Es la típica actitud de quien se siente con el poder total. Si el Presidente Boric no lo destituyó en el acto, ¿por qué lo tendría que sacar del cargo más adelante?, ¿qué otra información lo podría haber hecho cambiar de opinión?, ¿no era mejor esperar y “arreglar” las cosas de otra manera? Claro. Salió el titular de La Segunda y ahí sí se encendieron las alarmas. Pero ya era tarde.

Nunca estuvieron contigo. De hecho, y de manera curiosamente ingenua, le creyeron a Monsalve que “no se acordaba de nada” respecto a lo que sucedió después de la fatídica cena, y se tragaron la idea de que podría haber sido drogado. ¿Preguntaron por ti?, ¿intentaron ayudarte? No. Peor aún. Personal de la PDI, camuflados como repartidores de comida, se acercaron a tu casa. Colegas tuyos te “sugirieron” no denunciar, y expresaron amenazas veladas hacia ti y tu padre. Eso es muy usual. Los lamebotas del poder suelen hacerlo, amedrentando a la víctima y su entorno para quedar ellos como funcionarios leales y obedientes.

De acuerdo a todo esto, entonces, el gobierno claramente se preocupó del victimario. ¿Pero sabes? Eso es, desgraciadamente, lo que en general sucede en este tipo de casos. La diferencia es que estamos hablando de un gobierno en que hay mujeres en espacios de poder. No haré leña del feminismo, que parece activarse solo cuando el denunciado tiene un determinado color político, lo que refleja más una convicción ideológica que un convencimiento respecto a la defensa de los derechos de las mujeres. Eso está claro. Tu refugio, ahora, es la justicia.

Me da cierto pudor decirlo, sobre todo pensando en los gruesos casos de corrupción aparentemente encabezados por el abogado Hermosilla junto a una serie de ministros de la Corte, dos de ellos ya destituidos. Pero confía en la Fiscalía, que está haciendo un trabajo serio y contundente. Y, por favor, no escuches a la defensa de Monsalve. Te hará mal. No entiendo cómo una mujer abogada y en su sano juicio es capaz de bromear pidiendo que el acusado quede con arresto domiciliario para participar de plataformas para adultos y así reunir dinero. Todo esto, dicho con una sonrisa socarrona y burlesca, sacando a Cathy Barriga al baile.

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A mí me da rabia, vergüenza e impotencia. A ti, mucho peor. Pero así es esto. La estrategia de las defensas y de los cómplices que intentaron acallarte será siempre la misma. Bajar el perfil a los hechos, tratar de dejarte en ridículo, y confirmar y reconfirmar que estás sola, y que nadie vendrá en tu ayuda.

Lo que viene ahora será muy difícil. Recibirás más presiones. Sentirás que no hay más espacio para ti en este mundo y que deberás cambiar de giro laboral. Te deben haber dicho, desde ese entorno maldito, que se te cerrarán las puertas y que no volverás a ver la luz. Pero te juro que esos espacios existen y que son abundantes. Ya saldrá el sol para ti. La justicia dará el primer paso. Te admiro. Yo te creo.

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