¿Quién era Vicente Caucau? La historia del "Niño Tarzán" chileno que creció en el bosque y fue amamantado por pumas

Existen historias chilenas para no creer y una de ellas es la de Vicente Caucau, más conocido como el "Niño Tarzán", quien protagoniza el primer capítulo del nuevo programa de Mega, "Viaje a lo Insólito", que se estrena a las 22:30 horas de este sábado 28 de septiembre, después de Meganoticias Prime.

Similar a lo que vivió el personaje de ficción, lo concibieron como un salvaje que logró adaptarse a la sociedad, sin dejar atrás las huellas de su abandono.

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Sus orígenes están en el sur de Chile, en los bosques de la región de Los Lagos. En medio de las condiciones de un hábitat que sería letal para la mayoría de los niños de su edad, sobrevivió mediante hurtos y gracias a un puma que lo amamantó, según cuenta la leyenda.

Este es el relato de quien fuera bautizado como Vicente Enrique de la Purísima por una orden religiosa, en un esfuerzo por cristianizar al "niño lobo", cuyos restos descansan en un cementerio de la comuna de Puchuncaví, en la región de Valparaíso.

¿Quién era el "Niño Tarzán"?

Corría el año 1948 y los vecinos de Puerto Varas vivían preocupados por una extraña secuencia de robos de comida. Había días que faltaban gallinas, huevos y otros alimentos guardados en las despensas de los hogares; además, las ubres de las vacas amanecían con marcas de succión.

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Pensaron que eran animales hambrientos que merodeaban la zona, pero la inquietud aumentaba cuando veían a una figura moviéndose en cuatro patas en la oscuridad de la noche. La comunidad se armó de valor para enfrentarlo, dando con un hallazgo increíble: el responsable de los hurtos era apenas un niño.

No se trataba de uno cualquiera. Abandonado a su suerte, el "Niño Tarzán" gozaba de un físico y agilidad que le permitió estar prófugo tras la denuncia de los habitantes, hasta que un operativo liderado por el cabo José Fuentealba Solís lo pudo detener, no sin antes sentir la rudeza animal de sus golpes.

La policía lo trasladó a la cárcel pública de Puerto Varas y, como ninguna familia lo reclamó, una semana después fue llevado a un hospicio en Santiago para la realización de exámenes. Ahí tuvo su primer contacto con la cotidianeidad humana: un día comió porotos calientes y cayó enfermo del estómago.

 

Imagen del "Niño Tarzán" (archivo)

 

De "Tarzán" a Vicente Caucau

Cuando el pequeño llegó a la Región Metropolitana, las mojas que se desempeñaban en el hospicio intentaron introducirlo a la religión, al punto de bautizarlo como Vicente Enrique de la Purísima. Hasta le quitaron los frondosos vellos de su cuerpo, despojándolo de su antepasado salvaje.

El apodo de "Tarzán" no solo era por sus orígenes similares con el personaje de ficción, sino también por cómo se expresaba. La pronunciación era nula, solo balbuceaba el término "caucau", lo que con el tiempo se transformó en su apellido.

Los exámenes arrojaron que no sufría algún tipo de discapacidad, aunque identificaron que el extraño bulto en su cabeza era consecuencia de una mala maniobra con un fórceps durante su nacimiento. Asimismo, su edad mental correspondía a la de un niño de 8 años.

Bajo la supervisión del psiquiatra Armando Roa y su colega Gustavo Vila, Vicente se fue insertando lentamente al andar de la vida humana, pero solía manifestar sus orígenes, como cuando aullaba en las noches juntos a los perros del barrio.

 

El lóbulo frontal de Vicente tenía un bulto ocasionado por una mala maniobra durante su nacimiento (Escuela de Cine de Chile)

 

La importancia de "mamá Berta"

Los profesionales analizaron a Caucau durante dos años, hasta que decidieron dejarlo bajo el cuidado de una especialista en lenguaje. La elegida fue Berta Riquelme, una profesora de castellano que asumió el rol de madre adoptiva del menor.

La mujer lo recibió en su casa en Villa Alemana, región de Valparaíso, donde solía encaramarse a los árboles y recibir una educación cuyos resultados se tradujeron en la adopción de un vocabulario más amplio.

Apodada como "mamá Berta", anotaba los avances de Vicente y lo que le llamaba la atención. Por ejemplo, le sorprendía su avanzada visión nocturna y lo exacto de su olfato, según cuenta Cristián Vila, hijo de Gustavo y autor del libro "Crónica del niño lobo".

Cristián, de hecho, fue uno de los primeros amigos que tuvo Caucau durante su inserción. Quien fuera conocido como "Niño Tarzán" lo cargaba en brazos cuando era un bebé y lo tenía como espectador privilegiado de sus aullidos a la luna.

 

Berta Riquelme junto a Vicente Caucau (archivo)

 

 

El verdadero origen del "Tarzán" chileno

Era tanto el cariño que recibía, que una vez entró en un momento de confianza con su cuidadora. Le reveló a Berta que creció en una choza en el campo. Sus padres, ambos alcohólicos, según lo que recordaba, lo abandonaron, quedando en medio del bosque. Entre mímicas y palabras recién aprendidas, aseguró haberse encontrado con un puma que lo amamantó, manteniéndose con vida.

Bien podría ser una historia de fantasía, pero en 1953, la prensa de la época ubicó a Antolín Caucau Nempo, el padre de Vicente, que confirmó su versión de los hechos. El hombre contó al diario El Llanquihue que como familia creyeron que su hijo nació enfermo y que solía arrancarse.

"Creímos que se había perdido, que podría estar muerto en el bosque o que se lo habían comido los animales", declaró, de acuerdo a The Clinic. Esa vez aseguró que el niño estuvo poco tiempo perdido antes de su hallazgo, pero la mirada especialista indicaba que fueron entre dos y cuatro años.

El último aullido del Caucau

La triste muerte de Berta fue cuando él tenía 21 años de edad. De Villa Alemana se mudó a Ñuñoa para vivir con los Vila, haciéndose cargo de las tareas domésticas. En sus tiempos libres iba al cine con Cristián o visitaba el Zoológico Nacional, sintiendo una conexión especial con los chimpancés y los pumas.

Solía advertirle a la familia que se iba de la casa, especialmente cuando se enojaba. En 1964 lo hizo: sin que nadie supiera, viajó a Puerto Varas. No duró mucho en el sur, porque a los cuatro días lo encontraron, obligándolo a regresar a la capital.

Digno de una experiencia de Forrest Gump, en el mismo avión que iba Vicente de retorno a Santiago estaba el candidato presidencial Julio Durán, cuya gira pasó a segundo plano cuando los periodistas notaron la presencia del protagonista de esta historia.

 

Vicente Caucau disfrutando sus últimos años de vida (Escuela de Cine de Chile)

 

En los veranos, los Vila disfrutaban de la playa de Horcón, mismo sector de la región de Valparaíso en el que Caucau se instaló tras el fallecimiento de Gustavo. Se hizo amigos de los pescadores y los habitantes, aunque el proceso de socialización no fue tan fluido por su particular forma de ser.

Su gran apoyo en ese balneario fueron Marco Caballería e Irma Rodríguez, matrimonio dueño de un negocio que lo adoptó definitivamente tras acogerlo por unos días. Con ellos vivió una nueva etapa de amor hogareño, hasta que inició el presente siglo. 

Resulta que el año 2000, por intermedio de un canal de televisión, un hermano de Vicente apareció en Horcón para llevárselo consigo. Cuatro años después, una hermana de Caucau avisó que él estaba viviendo con ella, pues el otro familiar había fallecido.

Cristián Vila se enteró de esta situación y se contactó con su amigo de la infancia. "Ven a buscarme", le rogó el protagonista, produciéndose el reencuentro dos días más tarde.

El otrora "Tarzán" chileno no volvió a separarse de sus amigos y junto a ellos vivió su último cumpleaños, cuando su edad llegó a los 74. A esa altura de su vida estaba aquejado por problemas en la presión, dolores en el pecho y molestias en su estómago.

El último aullido de Caucau fue el 30 de octubre de 2010, cuando un infarto al corazón le puso fin a su historia de vida.

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