A los 75 años conocido mecánico de bicicletas decidió cerrar su taller en San Felipe: ¿Cuáles fueron sus razones?

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Así se lo reconoció a un diario local, señalando que a esa altura de su vida siente temor ante cualquier eventualidad. Desde fines de agosto que está desocupando su lugar en un sector céntrico de la localidad situada en la región de Valparaíso, dando a entender que el cierre será definitivo: "No hay vuelta que darle".

Según sus cálculos, fueron cerca de 45 años recibiendo bicicletas de al menos tres generaciones de familias. En su grupo cercano no hay nadie que pueda asumir la continuidad del taller, pues sus hijas, nietas y nietos poseen otros planes para su futuro personal.

"Uno tiene temor que le pase cualquier cosita"

El protagonista de la historia es Fernando Pulido Quintana, dueño del taller ciclista "San Sebastián", ubicado en la intersección de las calles Merced con Navarro: "Ya estamos casi listos, desocupando todo. Por problemas de salud y también por la delincuencia, uno tiene temor que le pase cualquier cosita, todo eso es el motivo", declaró a El Trabajo.

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La decisión de darle cierre a un negocio que lo acompañó más de la mitad de su vida fue tema de conversación con sus hijas. Tras atravesar una complicada situación de salud, una de sus ellas le dijo que era tiempo de descansar.

"En la casa no me va a faltar qué hacer. No puedo estar sin hacer nada, es imposible. Los mismos clientes me decían 'no te vayas de aquí, te va a pasar cualquier cosa'. Ellos piensan que me voy a quedar tranquilo o no voy a hacer nada, pero igual voy a estar en actividad", aseguró el adulto mayor.

 

Fernando Pulido cerrando la cortina de su taller ciclista (Diario El Trabajo)

 

Nadie a quien dejarle el negocio

Consultado por si alguna vez se interesó en dejar a alguien a cargo de su taller ciclista, comentó que "ahora a los niños no le gusta ensuciarse las manos, se sienten incómodos. Es un poquito sucia la pega, uno trabaja con grasa, llegan bicicletas embarradas, eso no les gusta mucho".

"Yo tuve a niños (jóvenes) a prueba y cuando se veían las manos sucias se preocupaban (...) No les gustaba y no les gusta aprender tampoco. Este oficio es bueno, las bicicletas no se van a acabar nunca", manifestó Fernando.

A modo de reflexión, el experimentado mecánico concluyó: "Me va a costar olvidar esto, porque son muchos los años. Da como nostalgia retirarse, pero qué le vamos a hacer. La vida es así y hay que seguirla nomás".