Columna de Mauricio Morales: "'Alduquele' mete miedo"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

Los partidos ya inscribieron sus primarias. En principio, se pensó que estaríamos frente a una cifra récord de elecciones, pero nos quedamos -al menos hasta ahora- con 48 primarias para alcaldes en el oficialismo y 20 en la oposición, añadiéndose dos primarias para gobernador regional en Chile Vamos. En total, suman 70, muy lejos de las 96 primarias que hubo para las elecciones de alcaldes en 2016, pero superando por poco las 40 primarias de alcaldes y 28 de gobernadores regionales registradas en 2021.

¿Por qué los partidos esquivan las primarias? Principalmente, porque corresponden al último y no al primer recurso que utilizan los partidos para definir sus candidatos. Las primarias son uno de los tantos mecanismos de selección, y no son superiores a otros mecanismos respecto a la legitimidad con la que llegan los candidatos a la elección final. De hecho, y al menos para el caso de los alcaldes, los ejercicios de primarias en 2016 y 2021 demuestran que los candidatos que las ganaron no tuvieron un rendimiento significativamente superior en comparación con aquellos que fueron nominados directamente por los partidos.

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Ciertamente, este resultado cambia si consideramos a los Presidentes de la República, pues desde 2013 todos los ganadores han enfrentado una primaria presidencial. Lo que estoy afirmando, entonces, es que las primarias no siempre generan el efecto esperado, y que los partidos conocen muy bien en qué comunas competir y en cuáles ir por la nominación directa.

Santiago fue una de las comunas que estuvo bajo fuego cruzado en la oposición. En un principio se pensó que Sebastián Sichel y Mario Desbordes se enfrentarían en una gran primaria para definir al candidato de Chile Vamos. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Santiago no tendrá primarias y habrá que esperar hasta fines de julio para conocer la nómina definitiva. Si bien Sichel manifestó su interés por representar al bloque opositor, prefirió saltarse las primarias para buscar la nominación directa. Si decide competir, no le será fácil. Al frente tendrá un candidato independiente que perfectamente podría dar la sorpresa. Me refiero a Aldo Duque.

 

 

Representando a los segmentos más intensos de derecha, Duque puede recoger el malestar con la gestión municipal de la actual alcaldesa. Duque es un candidato genuino de derecha, y Sichel viene del centro. Duque llega de manera más natural al electorado que va desde Renovación Nacional hasta Republicanos, y Sichel lo hace algo forzado.

Tengo dos argumentos para sostener esta idea. El primero es que, contrario a lo que suele pensarse, el autoposicionamiento ideológico de las bases sociales de RN, UDI y Republicanos, es muy similar. Un votante de RN es tan de derecha como un votante Republicano. Otra cosa es la postura ideológica que defienden los líderes de estos partidos. El segundo argumento, es que Sichel ya conoce esta historia. En las presidenciales de 2021, Chile Vamos lo dejó caer. En la comuna de Santiago, Sichel obtuvo un magro 13.8%, mientras que Kast alcanzó un 25.5% en la primera vuelta. Por tanto, Sichel tiene buenas razones para sospechar del respaldo que le está entregando Chile Vamos, y sabe que en cualquier momento las bases electorales de estos partidos se pueden ir con Duque.

La pregunta, entonces, es quién se atreve a enfrentar a Aldo Duque. Para algunos, el abogado sería un candidato disfrazado de independiente, pero que tendrá el apoyo total de Republicanos. Para otros, simplemente representa una postura marginal que no tendrá mayor incidencia en el resultado de la elección.

Solo como antecedente, si en 2016 se eligieron 52 alcaldes como independientes fuera de pacto, en 2021 la cifra creció a 105. Por tanto, estos candidatos están ganando una importante adhesión ciudadana.

Finalmente, Santiago presenta otra particularidad. Más de 100 mil votantes -cerca de un 30% del padrón- corresponden a migrantes que, como sabemos, están obligados a votar. En promedio, los migrantes votaban a tasas cercanas al 20% con el voto voluntario, creciendo al 67% en las elecciones organizadas con voto obligatorio. El candidato de derecha que ofrezca mano dura contra la migración irregular se ganará el apoyo de este grupo. ¿Por qué? Fácil. Los migrantes instalados legalmente en Chile se sienten perjudicados por aquellos que llegan a cometer delitos y que, a consecuencia de ello, alimentan la discriminación y xenofobia.

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