La historia del hombre que inició como vendedor ambulante y hoy es empresario de eventos
Pasó de ser vendedor ambulante a tener su propio salón de eventos y restaurante.
Así es la historia de Manuel Ramírez Román, un hombre de 65 años de edad, de la comuna de San Antonio, que tuvo que abandonar el colegio a temprana edad para ponerse a trabajar y ayudar económicamente a su familia.
LO ÚLTIMOManuel llegó hasta octavo básico y desde ahí en adelante que todo fue sacrificio. Por años se dedicó al comercio ambulante en diversas localidades de la provincia de San Antonio hasta que finalmente, y con harto esfuerzo de por medio, pudo establecer su propia empresa.
"Vendí helados, pescado ahumado y moteméi"
"Fui comerciante ambulante por muchos años. Vendí helados, pescado ahumado y moteméi, especialmente en Matanzas o El Yeco, porque eran buenas plazas en esos años", contó a El Líder.
Sobre cómo inició en los negocios, rememoró que "primero arrendaba una pieza hasta que logré comprar un quiosco rodante y me movía moviendo mis productos. Fui pionero en la venta callejera".
"Cuando ya me casé, mi señora puso un videoclub en la casa, pero cuando nace el cable, murió el negocio y lo transformamos en un almacén, así también ella podía hacerse cargo de los niños que eran bien chicos en ese tiempo, mientras yo andaba vendiendo", añadió.
Con el pasar del tiempo y hace casi 19 años, junto a su familia decidieron fundar un salón de eventos llamado Tentación, ubicado en el sector de Barrancas.
Apoyado por su esposa, Mireya Utreras, y sus hijos, Fabiola, Lorena y Danilo, lograron que lo que empezó como un local bailable se convirtiera en un reconocido salón de eventos en la zona.
"Conforme iba pasando el tiempo y pensando en el futuro, comenzamos en familia a planear qué hacer, además se comenzó a penalizar el comercio ambulante, así que se hizo más difícil todo. Una de mis hijas dijo 'por qué no hacemos un lugar bailable, un lugar familias donde poder divertirse que no existe en Barrancas'", detalló Ramírez.
En un inicio "fue muy difícil y sacrificado, pero tuve buenos amigos que me apoyaron económicamente en un comienzo. Costó, pero poco a poco hemos ido fidelizando a nuestros clientes, ellos no fallan. Todos nuestros clientes son amigos entre ellos y cada fin de semana se reencuentran en este local", reconoció el empresario.
El salón de eventos, durante la semana, funciona como restaurante para almorzar, mientras que el viernes en la noche se transforma en karaoke, para, los sábados, animar al público con orquestas en vivo.
Actualmente, su esposa, Mireya, se encarga de la cocina del local; su hija Fabiola es garzona; Danilo es cantante y Lorena los abastece con verduras frescas para el restaurante. "Todo el sacrificio bien valió la pena", sinceró Manuel Ramírez, dueño del emprendimiento que en septiembre próximo cumple 19 años.
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