"Pensaba no quiero morir": Asesinaron a su hermano en una micro y once días después fue víctima de una encerrona
- Por Lucas Figueroa
¿Qué pasó?
Aunque sea de manera indirecta o directa, Robinson Urrutia Zúñiga ha sido víctima de la delincuencia en dos oportunidades en un corto tiempo.
La primera vez fue a mediados de agosto, cuando su hermano Juan fue asesinado tras intentar defender a un joven que estaba siendo asaltado, y la segunda algunos días después, cuando tuvo que vivir en carne propia una encerrona.
Once días de diferencia entre un hecho y otro, y que de cierta manera lo han afectado en su diario vivir. De acuerdo a lo que el mismo hombre relató a LUN, desde que fue asaltado y encañonado, está con tratamiento psiquiátrico y con fármacos.
"Pensaba 'no quiero morir'"
A la hora de relatar cómo sucedieron los hechos, rememora que había ido a visitar a sus sobrinas, las hijas de su difunto hermano. En el trayecto de regreso, paró con su auto en las intersecciones de Ictinos con Grecia, en la comuna de Peñalolén. "No me di ni cuenta cuando tenía a cuatro cabros chicos arriba de mi auto".
"Eran puros cabros chicos. Una niña que no tenía más de 14 y tres muchachos de 16 y 17. Ni siquiera me pidieron que me bajara del auto. No comprendí su nivel de agresividad. Uno de los cabros se sentó atrás, me agarró del cuello y me puso una pistola en la cabeza", agrega.
"El otro se sentó en el asiento del copiloto. Sacó un punzón y me atacó de una en el pecho. Atiné a levantar mi brazo derecho. Recibí seis estocadas en el pecho y el brazo", recuerda.
"Lo único que quería era bajarme del auto. Veía el brillo del estoque. Mientras me asaltaban, me acordaba de mi hermano apuñalado en la micro y pensaba 'no quiero morir'. Me di cuenta que a estos cabros no les importa la vida. El objetivo era hacerme daño, era matarme. Al final el que estaba atrás me pegó un cachazo en la cara con la pistola. Ahí logré bajarme".
Todo ocurrió un viernes a eso de las 23:00 horas. El auto apareció algunos días después a diez cuadras de donde se lo arrebataron.
"No respetan a nadie"
"Me habían robado la rueda de repuesto y los documentos. Adentro encontré estuches de maquillaje. Usaron el auto para hacer tours delictivos. Yo pienso que ellos sienten que están en un videojuego. Tampoco tenían caras de malandra. Parecían adolescentes normales. No se te pasa por la cabeza que te vayan a atacar", precisa.
A su vez, reflexiona sobre la manera de actuar de los antisociales: "Los delincuentes de antes tenían cara de malos. Tú sabías que te iba a pasar algo. Pero tenían códigos. Te amenazaban para robarte algo y si tú se lo entregabas no te hacían nada. Ahora los cabros andan con rabia. No sé si la agresividad la sacan de las redes sociales o si la acumularon durante la pandemia. No tengo idea. Sólo sé que no respetan a nadie".
Tratamiento psiquiátrico
Desde entonces, ha tenido problemas para conciliar el sueño. "Quedé con un trauma. Estoy con psiquiatra, tomando pastillas para dormir, para despertar, para funcionar en el día", explicó.
A los cabros no los van a detener. Total sólo me robaron el auto. Ocurren tantos asaltos en el día que es imposible que los agarren a todos. Tienen que matar a alguien para que la policía reaccione. Pero acá hay responsabilidad de los padres también", concluyó.
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