El brutal crimen de Marinita: La trágica historia detrás de la animita que reúne a devotos en el Parque O'Higgins

Marinita recibió con sorpresa la propuesta de su padrastro aquella tarde del 23 de mayo de 1945. A punta de golosinas, el hombre la convenció para que dieran un paseo por el entonces Parque Cousiño, hoy conocido como Parque O'Higgins.

A sus tres años de edad, la pequeña comprendió que cualquier proposición que implicara salir de casa le haría bien, porque así evitaría las violentas discusiones que protagonizaban su madre y el sujeto, cuyas consecuencias siempre las terminaba pagando ella.

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Ambos salieron del domicilio, ubicado en calle Roberto Espinoza, y caminaron en dirección hacia el parque santiaguino. Ella iba contenta, pensando que podría revolotear y jugar en el verde pasto del recinto, aquel que no había en el infierno donde vivía.

En cambio, él caminaba atormentado detrás de esa máscara de "padrastro ideal". Llevaba días planificando el cómo quitar a Marina del camino, pues la consideraba la culpable de las discusiones que tenía con su esposa.

Logró su objetivo de la manera más sangrienta y sádica posible, dando origen a la famosa "animita de Marinita" en el Parque O'Higgins, la que se ubica justo donde fue hallado el cadáver de la menor. El lugar se ha convertido en sitio de devoción y agradecimientos hacia una niña que se fue temprano de este mundo.

 

La animita de Marinita en Parque O'Higgins (Memoria Chilena)

 

Cronología de un horrible asesinato

Eran pocas las ocasiones en que Pedro Castro San Martín y Regina Espinoza Pavez hacían de matrimonio funcional, dándole un pésimo entorno a la hija de la mujer: Marina Silva Espinoza. Temblando de miedo y desde la habitación, la pequeña veía a su madre discutiendo con su marido para luego recibir la ira del agresor.

Esa tarde de mayo, si no hubiera sido por los dulces que le ofreció y la cínica dulzura con que la trató, la niña seguramente no habría aceptado la propuesta del hombre que más miedo le generaba a su cortos tres años de vida.

Pedro se ajustó a un elaborado plan que consistió en pedir permiso en su lugar de trabajo para salir antes y llevar a su hijastra al Cousiño. Cerca de las 18:00 horas salió con la niña y caminaron por Avenida Ñuble, continuaron por Avenida Rondizzoni y llegaron al acceso sur del recinto.

 

La animita de Marinita está siempre adornada con simbolismos infantiles (Urbatorium)

 

La afilada cortaplumas que Castro cargaba era más pesada que su mínimo sentimiento de culpa. Cuando la oscuridad se extendió en el cielo santiaguino, el padrastro la llevó a un sitio poco transitado del parque e incrustó el arma blanca en el cuello de Marinita.

A medida que la niña gritaba, él ejercía más violencia en el acto, hasta que la voz de su víctima se apagó para siempre. Dejó el cadáver en el mismo lugar donde actualmente está instalada la animita y retiró la sangre de la navaja, pasándola por el pasto.

Según cuenta Urbatorium, el asesino salió del recinto y caminó hacia la calle General Gana. Ahí vivía su hermana, Ercilia Castro San Martín, a quien acudió para pedirle prestado el baño y así borrar toda evidencia del horrible crimen.

 

Devotos de Marinita le piden favores por su salud, educación, entre otros (Urbatorium)

 

Descubrimiento y caída del asesino

Tras salir de la casa de su familiar, Pedro volvió a su trabajo y se reencontró con su pareja, la madre de Marina. La mujer le preguntó por la menor y este le habría mentido, porque ella le exigió que fueran a buscarla. Se devolvieron a su hogar y no la encontraron, lo que los motivó a ingresar una denuncia por desaparición de la niña en Carabineros de Chile.

El día siguiente al crimen, el 24 de mayo de 1945, a las 09:00 horas, el cuerpo fue hallado por un soldado que transitaba por el Cousiño. Al mediodía, Carabineros determinó la identidad de la víctima. Solo faltaba dar con el autor de semejante brutalidad, lo que no tomó tanto tiempo.

 

Devotos de Marinita prendiéndole velas a la animita (Urbatorium)

 

Resulta que los policías les tomaron declaraciones a los adultos responsables de Silva Espinoza. El sitio Urbatorium consigna que la prensa de la época informó que la madre delató a su esposo durante un interrogatorio, lo que después fue confirmado por el propio asesino, aseverando que se trató de un crimen de odio hacia la pequeña.

El incierto destino mortal de Castro

En su obra literaria "L' animita: Hagiografía folklórica", el autor Oreste Plath escribió que Castro terminó en la cárcel, donde se sospecha que fue asesinado por sus compañeros de celda.

Tiempo después, la hija del escritor, Karen Müller, reveló otra versión del destino mortal del sujeto. Según pudo conocer la folclorista chilena en el Registro Civil, Pedro falleció a sus 48 años de caquexia, que consiste en la pérdida desmesurada de peso y masa muscular.

"Gracias Marinita por el favor concedido"

Por la crueldad del asesinato y la inocencia de la víctima, el sitio del hallazgo se convirtió en un lugar de oración en honor a Marina. Bajo la sombra de los árboles, los mismos que fueron regados con la sangre de la niña, está instalada una animita techada en la que diferentes personas le agradecen los favores concedidos.

Además de las placas de agradecimiento, las velas y las flores, el espacio está repleto de muñecas, peluches y juguetes, símbolos de una infancia que ella no pudo disfrutar en el infierno que le tocó en esta vida.

Los primeros devotos llegaron donde Marinita al poco tiempo de su muerte. Hay placas que datan de noviembre de 1950, apenas cinco años después que fuera asesinada. Otras pertenecen a la década del '60, del '70 y así en adelante.

 

Agradecimientos a Marinita de sus fieles devotos (Urbatorium)

 

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