"Me miraba así como 'ayúdame'": El desgarrador relato de madre del joven que murió tras esperar 12 horas una atención
¿Qué pasó?
Un desgarrador relato entregó la madre de César Talma Oyarzo, el joven de 17 años que murió en el Hospital Base de Valdivia, después de esperar una atención durante 12 horas en el Hospital Regional de Puerto Montt.
En el recinto puertomontino no había box para atenderlo, según le manifestó el personal de salud a la familia afectada. Sin embargo, la propia mujer acusa que recibió malos tratos por parte de una doctora, una enfermera y los guardias de seguridad.
A tal punto llegó la situación sufrida, que la progenitora está segura que el recinto hospitalario cometió una negligencia, algo que también le habría dicho un médico de Valdivia. Su promesa es crear una ley que lleve el nombre de su hijo, además de intentar "meter a la cárcel" a cada uno de los responsables.
¿Cómo fueron los hechos?
Katy Oyarzo cuenta que su hijo permaneció varios días con una incontrolable fiebre. Pensaron que podría solucionarse y al principio evitaron ir al hospital, pero las complicaciones se agravaron cuando César vomitó sangre. Lo llevó a la clínica y una doctora le dijo que, supuestamente, se trataba de una faringitis aguda.
Le hicieron exámenes y los resultados fueron positivos. Sin embargo, la madre le consultó a una enfermera el porqué a su hijo le habían aparecido algunas manchitas rojas en los brazos y piernas después de vomitar. Ella le respondió que era algo normal: "Las venitas se revientan", le dijeron.
Si bien la fiebre pasó, después regresó para afectarlo. Por la tarde llegó la suegra del joven, quien también es enfermera, y le señaló que lo de las manchas no era normal y que lo mejor que podía hacer era llevarlo al Servicio de Atención Primaria de Urgencia de Alta Resolución (SAR) de la localidad de Alerce.
La traumática estancia en el Hospital de Puerto Montt
En ese centro de salud, Katy dice que la atención fue rápida. Ahí le revelan que tenía complicaciones con sus plaquetas (fragmentos de células de la médula ósea): el nivel normal es de 400 y César tenía 66.
"Mi hijo llega en ambulancia al Hospital de Puerto Montt. Nos dijeron que teníamos que esperar afuera, porque no había box. No nos pidieron el papel que nos entregó el SAR. El enfermero dijo que mi hijo era prioridad, pero nos dijeron 'es que no hay box, no se puede quedar adentro'. Nos echaron", cuenta Katy en conversación con el medio 33 segundos.
Ella afirma que "toqué una puerta, donde estaba el guardia, que se burlaba. A las 03:30 horas de la madrugada, mi hijo se sentía muy mal. Le pedí a un tío que llevara una frazada para acostarlo en las bancas afuera, porque tenía frío. Fui donde el guardia y le pedí que me ayudara, me respondió 'ya le dijeron que esperara, no hay otra opción'".
El desprecio de una de las doctoras
Para resguardarlo del frío, a César lo llevaron a un auto, donde su situación empeoró: "Nos dimos cuenta de que estaba perdiendo la consciencia, solamente movía sus ojitos y un poquito las manos, no hablaba. Pasaron 12 horas para que lo atendieran. Entré rápido y grité "¡ya no me habla, no hace nada! Me miraba así como 'mamá, ayúdame', yo sé que él me pedía ayuda con sus ojitos".
En ese momento, una doctora se le acerca y le dice que "hay 25 pacientes más atrás que también son prioridad, igual que su hijo. Tiene que esperar, porque no hay box", según relata Katy. Justo cuando la profesional se da vuelta, "mi hijo vomita mucha sangre". De ahí fue derivado a Valdivia.
"Me dijeron que él tenía un derrame cerebral. Si a mi hijo le hubiesen hecho una transfusión de sangre a la hora que llegamos al hospital no iba a tener este derrame. El médico de Valdivia me dijo que esto fue una negligencia", relata entre lágrimas.
"Lo desconectamos para que mi hijo se vaya tranquilo"
Desconsolada, Oyarzo dice con fuerza que "yo quiero la cabeza desde el director (del Hospital de Puerto Montt), hasta el guardia que me atendió y se rió de mí cuando yo le iba a pedir ayuda, viendo que mi hijo se estaba muriendo en mis brazos".
En Valdivia le señalaron que César llegó en estado muy grave: "Yo lo vi muy mal, me llamaron para que me fuera a despedir de él. Tomamos la decisión de que le sacaran los medicamentos con los que él estaba viviendo, porque estaba sufriendo. Le dije a su papá que lo desconectemos para que mi hijito se vaya, se vaya tranquilo, para que no sufra".
César tenía apenas 17 años y justo el día que lo estaban intubando, sus compañeros de curso se estaban licenciando de cuarto medio. Querido también por sus profesores, los más cercanos lo apodaban "ser de luz".
Este 28 de diciembre cumplía la mayoría de edad y se aprontaba para estudiar Gastronomía. Hoy, su recuerdo vive en el imaginario de su familia y amigos, siendo el motor de lucha para Katy: "Voy a llegar hasta las últimas consecuencias, porque quiero hacer una ley que se llame César Talma, para que nunca más un niño tenga que sufrir lo que sufrió mi hijo".
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