Víctimas de abuso sexual llegan a acuerdo con obispado de Valparaíso y se desisten de demanda
- Por Boris Bezama
Luego de dos años de tramitación, cinco víctimas de abuso sexual llegaron a acuerdo con la diócesis de Valparaíso, desistiendo de una demanda de indemnización de perjuicios por $1.250 millones interpuesta en la Corte de Apelaciones porteña y alcanzado una indemización de $200 millones.
Los demandantes Marcelo Soto, Sebastián del Río, Gustavo Donoso, Marcelo Rodríguez y Mauricio Pulgar fueron seminaristas del Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez, entre 1992 y 2007 y aseguran haber sido víctimas de abuso sexual, abuso de conciencia y acoso por sacerdotes de la diócesis de Valparaíso.
Los primeros denunciantes fueron Sebastián del Río, Marcelo Soto y Mauricio Pulgar para luego sumarse Gustavo Donoso y Marcelo Rodríguez, quienes acusaron a los sacerdotes Jaime Da Fonseca y Humberto Henríquez de los delitos de abuso sexual y violación; y contra autoridades del obispado: Mauro Ojeda, Javier Prado y Gonzalo Duarte, como encubridores de esos delitos.
En el libelo los demandantes indican que “se trata de culturas abusivas y del silencio, encubrimiento y negligencia, desarrolladas durante de?cadas. En este caso, nuestras
experiencias dan cuenta de una ceguera estructural de parte la Iglesia Cato?lica que le impidio? ver los signos obvios de los abusos que ocurrían y que permitio? que incurriera en una negligencia instalada en la estructura de poder de la organizacio?n demandada”.
Obispado condena abusos y pide perdón
En el acuerdo, el Obispado de Valparaíso indica que, “sin perjuicio del pago ofrecido y aceptado, declara su plena adhesión a la condena universal manifestada por su Santidad respecto a los abusos”. Además, la diócesis establece su voluntad de acoger y acompañar a cada una de las víctimas, con la mayor cercanía y solidaridad, manteniéndose disponible además para asistirlos de manera personal.
El Obispado porteño manifiesta su categórico rechazo a “toda forma de abuso o daño que hubiese padecido el demandante por las conductas personales indignas de algunos clérigos”. Reconoce también la existencia de denuncias y acusaciones formuladas respecto de tales abusos. Pero al mismo tiempo, advierte, que en caso alguno, se ha tratado dicha denuncia con una deliberada intención de dilación o de encubrimiento.
“Más allá de la discusión judicial y de las drásticas sanciones de la propia Iglesia que ha adoptado a partir de ellas, no se pone en duda y compartimos el dolor y frustración y desencanto que el demandante ha manifestado, lo que nos exige como Obispado llegar a un mayor esfuerzo para generar una cultura del cuidado, que impregne nuestra forma de relacionarnos de pensar y de ejercer teoría pastoral”, agrega el acuerdo.
Finalmente, “la Iglesia de Valparaíso le pide al demandante y compareciente, humilde y sinceramente perdón por todo el dolor y afectación sufridos por él”.
“Ten cuidado de que el demonio te haga sentir cosas”
Mauricio Pulgar, una de las cinco víctimas, está próximo a lanzar un libro denominado “El Denunciante”, y en él contará su historial de abusos.
En 1988, cuando tenía 13 años, comenzó a participar de un grupo católico de oración en la
parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Quilpué. Ahí conoció al sacerdote Jaime Da Fonseca, quien lo eligió como acólito. Según indica la denuncia, el sacerdote le exigía ser
besado en la cara. “Da Fonseca solía mover su mano hacia a la pierna de mi representado, y acercaba (su mano) a los genitales y al notar el rechazo de dicha conducta, usaba la frase “ten cuidado de que el demonio te haga sentir cosas”, trasladando la evidente incomodidad e impropiedad de lo sucedido a mi representado en sentido de que se trataría de malos pensamientos en la sacristía. Es de conocimiento de mi representado que Da Fonseca tomaba acólitos muy pequeños, los sentaba en su pierna, les tomaba la cara y les daba besos en la boca. A los acólitos los acosaba en la Sacristía y en su propia habitación”, sostiene el abogado patrocinante de la denuncia, Juan Pablo Hermosilla.
En diciembre de 1992, cuando Mauricio Pulgar tenía 17 años, fue aceptado en el Seminario
Pontificio Mayor de San Rafael, en Lo Vásquez, ingresando en enero de 1993. “Desde ese momento, comenzó a ser víctima de una serie de actitudes impositivas que hasta hoy lo atormentan. Recuerda que en el seminario había una cultura de acoso, de constantes aproximaciones físicas, de abrazos, toqueteos y besos, justificados por un discurso que insistía que debían cultivar relaciones de afecto”, agrega Hermosilla en el libelo.
En la demanda se establece que el 11 de junio de 2018, el Papa Francisco aceptó la renuncia del obispo Gonzalo Duarte, quien había pedido dimitir esgrimiendo “razones de edad”. Ello coincide con la crisis de la Iglesia Católica y con acusaciones que Duarte tenía en su contra como encubridor de abusos cometidos dentro de la diócesis, y como autor de
abuso de conciencia, de poder y acoso sexual al exseminarista Sebastián del Río.
Abogado del Obispado: “40 millones de pesos para cada demandante”
El abogado del Obispado Valparaíso, Oscar Silva, dijo a Mega Investiga que se trató de “una negociación bien sincera y extendida con la contraparte, principalmente con sus abogados” para llegar finalmente a un consenso que se tradujo en un acuerdo que implicó, por un lado, el pago de ciertas sumas de dinero a cada uno de los demandantes y también una declaración de parte del Obispado que está contenida en el mismo acuerdo.
-La demanda era por encubrimiento de autoridades del Obispado de Valparaíso y también abusos sexuales. ¿La Iglesia reconoció ambos delitos o uno de ellos?
-No, dado que esto se trata de una transacción, ello implica no un reconocimiento de hecho, porque además al ser cinco demandantes cada uno de ellos expuso diversos hechos, que habrían ocurrido en distintas épocas y lugares, más allá de que se le atribuye o se le atribuía responsabilidad civil al Obispado de Valparaíso. Entonces algunos de estos hechos fueron, o están siendo conocidos por la Justicia Canónica, y otros están siendo conocidos por la justicia penal chilena.
Pero como se trata de cinco relatos que involucran a un sin número de personas, sumaba que la intención del acuerdo no es dejar establecidos ni responsabilidades ni responsables concretos, no aparece nada de eso como parte.
-¿Pero el Obispado pidió perdón?
-Sí, en términos generales, porque hay investigaciones que se desarrollaron en el seno de la propia Iglesia. Sí está establecido y se señala por parte del Obispado de que hay conductas de ciertos clérigos que fueron atentatorias de los derechos de los demandantes y por eso pide perdón, sin que ello implique reconocer el relato íntegro que está establecido en la demanda.
-En términos económicos, los denunciantes pedían $1.250 millones. ¿Cuánto se pagó finalmente?
-En general se pagaron cifras que rondan los 40 millones de pesos para cada demandante, con algunas diferencias entre uno y otro
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