Estos son los tres nombres que baraja el Gobierno para dirigir el Servicio Nacional de Aduanas

Tres son los nombres seleccionados a través del sistema de  Alta Dirección Pública (ADP) entregados al ministro de Hacienda, Mario Marcel, para encabezar la dirección nacional de Aduanas: Alejandra Arriaza, Gabriela Landeros y Fabián Villarroel

El ministro Marcel debe ahora elegir a uno de esos nombres y proponerlo en las próximas semanas al Presidente Boric, quien deberá ratificar o rechazar la designación.

El elegido o elegida reemplazará a Gustavo Poblete, quien de manera subrogante está a cargo del organismo que debe resguardar los intereses de la nación y apoyar el comercio exterior de Chile. Un desafío para un organismo que cuenta con 1.985 funcionarios y que en estos últimos ocho años ha tenido siete directores nacionales y que por primera vez podría estar dirigido por una mujer.

Las cartas que baraja La Moneda

Gabriela Landeros es abogada de la Universidad de Valparaíso y posee dos diplomados en Control de Gestión y Propiedad Intelectual e Industrial. Ingresó a Aduanas el año 2009, donde fue jefa de los  subdepartamentos de Origen y Normas Generales. También se desempeñó como asesora jurídica de Asuntos Internacionales.

Landeros es hija del secretario general de la Cámara de Diputados, Miguel Landeros, y actualmente es la subdirectora técnica de Aduanas recibe un sueldo bruto de $6.173.208. Su cargo implica proponer normas e instrucciones para la aplicación de las leyes que el servicio debe controlar. Por ejemplo, en materia de armas, contrabando e internación de drogas.

Además, Landeros debe analizar las estadísticas del comercio exterior y efectuar estudios relacionados con las técnicas aduaneras.

Gabriela Landeros ha recibido denuncias de acoso laboral por la Asociación de Funcionarios de Aduanas la que, a través de una carta dirigida al presidente del Consejo de Alta Dirección Pública, manifestó su preocupación ante su posible nombramiento como directora nacional. Sin embargo, Aduanas en una resolución del 9 de marzo de 2021 la sobreseyó “por no existir responsabilidad administrativa de Gabriela Landeros en los hechos investigados”. De hecho, uno de los funcionarios consultados en la investigación sumaria por el actuar de Landeros, aseguró que “es exigente pero no maltratadora”.

Alejandra Arriaza es la otra mujer en la terna para dirigir Aduanas. Ingenieria industrial de la Universidad Católica de Valparaíso, también trabajó en Aduanas, donde se desempeñó como subdirectora técnica y directora regional metropolitana del organismo. 

Arriaza es actualmente directora de Sernapesca Metropolitana y recibe un sueldo bruto de $4.787.148.

Ambas se levantan como las cartas favoritas del Gobierno, ya que como esta administración se ha declarado feminista, la nominación de una de ellas resaltaría ese carácter que ha querido imprimir. 

Fabián Villarroel es el tercer nombre en la terna que llegó a manos del ministro de Hacienda. Él es abogado de la Universidad de Valparaíso y máster en Derecho Internacional con mención en Comercio, Inversiones y Arbitraje, de la Universidad de Heidelberg.

Villarroel ha ocupado diversos cargos en el organismo, como secretario general de Aduanas y jefe del departamento de Asuntos Internacionales. Actualmente es gerente de DHL Express.

Gran desafío: relación con los gremios 

A partir de los años 90, Aduanas aumentó su dotación y la estructura del servicio fue fortalecida con la ley de encasillamiento y modernización, que en la práctica mejoró los grados de los funcionarios y sus rentas. El proceso consistió en un cambio estructural de las plantas de funcionarios de Aduanas, aumentando el número de cargos.

El poder de los sindicatos, a la vez, fue creciendo al nivel que muchas veces la Asociación de Funcionarios de Aduanas (ANFACH) estableció línea directa con los respectivos ministros de Hacienda e incluso con personeros del Ministerio del Interior. 

De ahí entonces que el o la nueva directora deberá conseguir una buena relación con los gremios. De lo contrario, podría existir la posibilidad de que se repitan paros nacionales como los ocurridos en 2010 o 2017 que dejaron millonarias pérdidas en la industria de la fruta.  

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