ONU inspecciona basura tóxica en Arica: Proviene de Suecia y ha provocado graves enfermedades a sus habitantes
- Por Boris Bezama
Entre los cerros de Arica se encuentra un sector denominado Quebrada Encantada, cuyo nombre resulta paradójico para los miles de pobladores que, desde los años 80 en plena dictadura y hasta ahora, siguen siendo víctimas de una verdadera pesadilla ambiental.
En ese lugar, muy cerca de un grupo de viviendas sociales y tomas de terreno, donde el viento arrecia y el polvo se levanta, están depositadas unas 20 mil toneladas de material tóxico proveniente de Suecia y que por 38 años han contaminado a unos 12 mil habitantes de sectores vulnerables, provocándoles enfermedades graves, producto de los altos niveles de arsénico, entre otros metales.
Esa triste postal es la que el lunes observó in situ el Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de la ONU, Marcos Orellana, quien se desplazó hasta ese sector de la ciudad para inspeccionar las 19.134 toneladas de basura tóxica que la empresa sueca Boliden depositó en el norte del país en 1984.
Este martes el relator de la ONU se reunirá con la canciller Antonia Urrejola en una visita que fue confirmada por la ministra de Relaciones Exteriores a Meganoticias.
Los residuos están solamente franqueados por un muro de bajas dimensiones y recubiertos por un sello, pero no se encuentran encapsulados para evitar el posible derrame a través de las capas subterráneas. De hecho, organizaciones sociales y medioambientales denominaron al sector como “Cementerio sueco Boliden” (tal como se aprecia en la foto).
Las 19.134 toneladas del material de desecho están en ese sitio cercano al sector poblacional afectado, conocido como Cerro Chuño, representando una amenaza para los pobladores que desde años han pedido a través de cartas al embajador de Suecia que, en coordinación con el Gobierno de Chile, devuelvan el material tóxico hacia la fundición de Ronnskar de la empresa Boliden, siguiendo el espíritu de la Conferencia de Estocolmo del año 1972.
Ese año se realizó la primera conferencia mundial en la que se puso el tema ambiental en el primer plano de las preocupaciones internacionales y marcó el inicio de un diálogo entre los países industrializados y en desarrollo sobre el vínculo entre el crecimiento económico, la contaminación del aire, el agua y los océanos y el bienestar de las personas de todo el mundo. Sin embargo, es un sin sentido que, habiendo pasado medio siglo de dicha conferencia, la solución de estos 38 años de contaminación no haya sido enfrentada de manera adecuada, por lo que los pobladores de Arica esperan que la grave situación que los aqueja sea revisada en Estocolmo+50, una reunión internacional acordada por resolución de la Asamblea General de la ONU que tendrá lugar en la capital sueca el 2 y 3 de junio próximo.
La batalla legal contra la empresa sueca
Hace algunos atrás, 796 pobladores de Cerro Chuño y Los Industriales iniciaron una acción legal contra la empresa Boliden en la que trataron de establecer un vínculo causal entre los niveles elevados de arsénico en los cuerpos de los pobladores y el lodo de la fundición exportada desde Suecia en un acuerdo con la compañía chilena Promel. Esta última debería haber extraído los minerales de los residuos, pero ello nunca ocurrió y así Arica se convirtió en un basural tóxico, que fue contaminando a parte de sus habitantes.
Lo anterior quedó acreditado a través de un informe elaborado a principios de 2019 por el Parlamento Europeo (“Acceso a recursos legales para las víctimas de abusos contra los Derechos Humanos cometidos por empresas en terceros países“), el que afirma que “es un hecho indiscutible que Boliden pagó a Promel 10 millones de coronas suecas (aproximadamente 1 millón de euros) por cuidar los lodos”.
La pila de residuos que contenía arsénico, mercurio, plomo y otros metales pesados, quedó al aire libre y sin ningún tipo de protección durante años hasta llegada la democracia. Y luego durante los primeros gobiernos de la Concertación, fueron construidas viviendas sociales sobre los mismos residuos contaminantes, lo que provocó diversas enfermedades a esos habitantes, como cáncer al pulmón, lesiones cutáneas, abortos espontáneos en mujeres embarazadas, y malformaciones y severos daños neurológicos en niños.
Se cifra en unas 12 mil personas las afectadas por esos residuos que desde Suecia enviaron al fin del mundo. Número que podría aumentar de mantenerse el material en Quebrada Encantada.
El 27 de marzo de 2019 el Tribunal de Apelación de Umea de Suecia falló contra las víctimas de Arica, quienes presentaron una demanda por daños y perjuicios contra Boliden. El tribunal de apelación dictaminó que la reclamación de las víctimas debe considerarse bajo la ley sueca en lugar de la ley chilena, por lo que la corte prescribió el caso, aduciendo que la contaminación de arsénico partió en 1985.
Expectativa de la visita del relator
La visita del relator de la ONU, Marcos Orellana, generó altas expectativas entre los pobladores afectados de Los Industriales II y de Villa Araucanía, con quienes se reunió el lunes por la tarde y quienes le entregaron antecedentes sobre el crítico estado de salud de los vecinos producto de la contaminación. Estos ven ahora alguna alternativa de solución respecto a sus demandas de mitigar en parte los daños causados por la empresa sueca que trajo la basura tóxica al norte de Chile.
Hace unos años enviaron una carta al embajador de ese país para que un representante del gobierno sueco con sede en Chile visitara el área afectada y se reuniera con las víctimas. En la misiva se exhortó además al gobierno de Estocolmo a trabajar con la comunidad en la entrega de un programa de atención médica eficaz que respondiera a los daños sufridos. Pero lo más urgente que esperan los pobladores es que los desechos tóxicos sean repatriados para que dejen de afectar en forma grave la salud de miles de habitantes de Arica. Hasta ahora la carta dirigida al embajador no ha tenido respuesta.
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