Los 3 trastornos psiquiátricos más frecuentes y cuáles son sus síntomas
- Por Claudio Arce
Hace unas semanas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se sometió a un test de evaluación cognitiva que arrojó que el mandatario goza de “excelente” salud mental. No obstante, como explica la psiquiatra de Centros Médicos Vidaintegra, Dra. Jacqueline Córdova, esta evaluación conocida como MOCA por sus siglas en inglés, “ha sido creada para identificar disfunciones cognitivas leves, y se utiliza para medir las capacidades en mayores de edad, pero no evalúa salud mental”.
En cambio, existen síntomas y características que nos ayudan a reconocer trastornos psiquiátricos que ponen en riesgo la salud mental del paciente. Los más comunes entre la población son el trastorno afectivo bipolar o del ánimo, el trastorno de pánico con agorafobia y el trastorno por estrés postraumático.
Trastorno afectivo bipolar o trastorno del ánimo
En general, 10 a 15% de los pacientes depresivos diagnosticados como unipolares son posteriormente re-clasificados como bipolares. La diferencia entre estas calificaciones es que la segunda tiene un inicio más precoz, con mayor frecuencia de recaídas, mayor historia familiar de bipolaridad y mayor riesgo de suicidio.
Como explica la especialista, el trastorno afectivo bipolar “se caracterizada por desórdenes prolongados del estado de ánimo que influyen sobre la mayoría de las funciones y conductas del individuo”.
Este trastorno puede ser maniaco, depresivo o bien mixto, pero ambos implican la existencia de uno o más episodios, con la aparición significativa de síntomas y signos comprometedores de la salud mental. “Un episodio maniaco se caracteriza por un estado de ánimo elevado, expansivo o irritable, con disminución de la necesidad de dormir y pensamiento acelerado”, describe la doctora.
Trastorno de pánico con agorafobia
La ansiedad es una de las emociones humanas más básicas, pero también es un síntoma presente en la mayoría de los trastornos psiquiátricos. “En trastornos de pánico, la ansiedad es desproporcionada y se mantiene después de que el peligro ha desaparecido o se presenta sin que haya un motivo para ello” aclara la psiquiatra. La agorafobia es la ansiedad de estar en lugares o situaciones de los cuales sea difícil escapar o en los que el individuo pudiera no disponer de ayuda en caso de tener un ataque de pánico inesperado.
“Las crisis de pánico consisten en la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos acompañada de diversos síntomas físicos que alcanzan su intensidad máxima dentro de segundos o minutos y se desvanecen posteriormente” especifica la Dra. Córdova.
Estos síntomas son:
- Palpitaciones, sudoración y temblor
- Ahogos, sensación de falta de aire o de atragantamiento
- Dolor torácico
- Náuseas, malestar abdominal, mareos y sensación de desmayo
- Temor a morir
- Parestesias
- Sensación de calor-frio
- Desrealización o despersonalización
Trastorno por estrés postraumático
Este trastorno exige que el individuo haya estado expuesto a un acontecimiento traumático en el cual ha sufrido o presenciado eventos caracterizados por muertes o amenazas a su integridad física o a la de los demás. “El acontecimiento traumático es re-experimentado persistentemente a través de recuerdos recurrentes que provocan malestar y en los que incluyen imágenes, pensamientos o pesadillas” explica la especialista.
Si los síntomas duran menos de tres meses se habla de trastorno por estrés agudo, si están presentes por más tiempo, se define como crónico.
¿Quiénes son más propensos a sufrir estos trastornos?
Los familiares de pacientes con trastorno afectivo bipolar y trastorno de pánico tienen mayor riesgo de desarrollar estas patologías. “Por otro lado, en aspectos de personalidad, los pacientes con trastornos del ánimo presentan extroversión, flexibilidad y espontaneidad, mientras que los pacientes con trastornos depresivos unipolar tienen mayor grado de introversión, rigidez e intolerancia a la ambigüedad” especifica la Dra. Córdova.
Para los tres trastornos, existen factores psicosociales que pueden aumentar el riesgo de padecerlos. Por ejemplo, duelos no resueltos, conflictos entre pareja y familiares, transición a nuevos roles, problemas de autoestima, entre otros. “La resonancia magnética nuclear puede mostrar las alteraciones neurobiológicas del cerebro y sus estructuras, pero la historia clínica longitudinal y una buena anamnesis ayudan para un diagnóstico certero” afirma la psiquiatra.