¿Por qué los chilenos no corremos en los sismos?
- Por Paolo Cordero
El terremoto de 1960 en Valdivia ha mantenido a Chile por más de 56 años con el récord del sismo más poderoso desde que se tiene registro científico. 9,6 grados Richter que han marcado a varias generaciones.
Luego, 1985 como epicentro en la región de Valparaíso, y más cercanos, los terremotos de 2010 y 2015 en Coquimbo. Con esos movimientos - y varios otros entre medio - resulta casi inevitable estar acostumbrados a lo que para casi todo el mundo resulta una conmoción.
Desde niños los chilenos "nos hacemos la idea que los temblores serán una constante en nuestras vidas", así lo constata una nota periodística de BBC, publicada originalmente el 3 de abril de 2014, tras el terremoto de Coquimbo.
En Chile, - muestra el artículo - "desde pequeños participamos regularmente en simulacros organizados en los colegios y aprendemos que mantener la calma y evacuar en orden es más seguro y eficaz".
Pero no sólo eso, también tenemos una especie de "confianza" hacia nuestra infraestructura, porque siempre nos han dicho cumplen con las normas antisísmicas más estrictas que hay en el mundo.
"No es que uno no se asuste -hay gente que les tiene pánico y sí huye descontrolada. O peor aún, se producen muertes por infarto, como de hecho ocurrió este martes", dice el citado informe de BBC.
Imagen del terremoto en Coquimbo, 2015.
El medio británico afirma que la mayoría, "aprendemos a poner los ismos en perspectiva y esperar".
La publicación sigue resaltando que como los terremotos no comienzan con grandes remezones, el chileno es capaz de evaluar si vale la pena levantarse de la cama.
Las distintas formas de temblar
Según muestra el artículo, un dato que muchos en el mundo desconocen, pero en Chile hay cierta conciencia: los terremotos tienen distintas formas. "A veces ondulantes, a veces vertical y otras horizontal".
"Cuando un sismo te sorprende en la calle, lo más sensato es buscar el lugar donde haya menos postes, cables, construcciones que puedan caer sobre ti", comenta la BBC, y es lo que todos hacemos en Chile.
En la experiencia relatada por la redactora del artículo, para el terremoto de 1985 no fue necesario correr, sino refugiarse en una zona segura.
2010: cuando todo cambió
Pero más allá de las vidas humanas y derrumbe de infraestructura de los terremotos pasados, fue el de 2010 el que dejó mayores lecciones a los chilenos y también acabó con varios mitos.
Imagen del terremoto y tsunami de febrero de 2010.
Según el reporte, "si antes pensábamos que lo mejor para protegerse dentro de una casa era pararse debajo del marco de la puerta, ahora sabemos que es preferible arrodillarse al lado de la cama, en el lado donde puedan caer menos objetos".
Imagen de simulacro en Iquique 2016.
La BBC concluye que "no corremos no sólo porque estamos acostumbrados, sino porque creemos que sabemos qué hacer o porque a veces el movimiento es tan fuerte que apenas podemos caminar y correr es literalmente imposible".
"Pero también porque algo muy primitivo, incluso atávico, se produce cuando la Tierra empieza a temblar y uno sabe que no hay adónde huir, porque el suelo por el que correríamos también se está moviendo".