La emotiva carta de un compañero de Vicente Charpentier para despedir a su amigo

  • Por Alejandro Chamorro González

En medio del dolor por la partida de Vicente Charpentier , quien falleció en el cerro Provincia junto a Joaquín Castillo, uno de los compañeros del estudiante de Ingeniería de la Universidad de Chile, y que además compartió con “Charpi” en el colegio San Ignacio, escribió una emocionante carta que leyó durante la misa fúnebre.

Matías Blake recordó la búsqueda de ambos y cómo, de una manera trágica pero a la vez esperanzadora, comenzaron a reunirse en torno a la figura de ambos. Además, señaló cuanto aprendió de la situación que vivieron los jóvenes,  y como vio en la familia de ellos un ejemplo de fortaleza para sobrellevar una situación tan dolorosa. 

Lee acá la carta:

"Lo que me enseñaron Charpi y Kin en la montaña"

Durante los primeros días de búsqueda, los días más ciegos, noté que aunque era imposible ver al piso, sobrevolaban gran cantidad de helicópteros. Yo me preguntaba cuál era el sentido de ello, y un cabo me contó que los mandaban para que hicieran ruido. Qué acto más ilógico y al mismo tiempo más humano. Ilógico, puesto que hacen que comiencen a trabajar pilotos, gastan bencina y tiempo. Y qué humano: lo hacían como una apuesta; por si por casualidad Vicente y Joaquín estaban conscientes, los pudieran escuchar y quedarse con la tranquilidad de que no estaban solos. Lo hacían, para que pudieran dormir mejor?

Durante la primera misa que hicimos por los chicos me vino a mi cabeza una idea, algo que leí y que esa noche me hizo mucho sentido: "No se trata de que se note cuando estás, sino que el resto note cuando no estás. “Esa noche pensé también, que uno se cohibe de decir “te quiero”, “te aprecio", "te necesito" hasta que la vida te demuestra que quizás lo último que pensaste en decir, pudo ser lo último en decirse.

Durante toda la semana, Charpi y Kin, me enseñaron muchísimo sin decirme ni una sola palabra. Y cada cosa que me enseñaron la fui publicando con una hermosa foto del día que ellos me fueron regalando.

"Hasta en la jaula más oscura, se puede encontrar belleza y cobijo, si hay alguien que te motive a seguir luchando, o alguien que te acompañe en la lucha. De una u otra forma, luchar siempre se tratará de alguien."

Con esta primera idea les agradezco y me siento bendecido de haberme reencontrado con mis cabros, y de haber conocido gente maravillosa en tan duro proceso, quienes hicieron de esto, un lugar con más luz.

Otro día me enseñaron que... 

"La oscuridad siempre parece ser aterradora, hasta que nos damos cuenta que la necesitamos para ver la luz de lo que en verdad importa."

Y es que todo parece tan brillante que no nos damos cuenta y perdemos el foco. Otro día pasado... 

"Si se apaga la luz de tu vela durante la oscuridad de la noche, siempre es bueno acercarse a quienes aún tengan encendida la suya, pues te compartirán de su fuego hasta que vuelvas a encenderlo." Nunca perder la esperanza, incluso si honestamente se pierde. Y si se pierde, buscar esperanza en otros que te la puedan compartir.

Y finalmente, me demostraron que...

"Definitivamente para ser guerrero, hay que ir a la guerra. Es imposible estudiarla, es imposible prevenirla y es imposible imaginársela hasta que uno la vive en carne propia. Ser guerrero se trata de levantarse cada mañana, respirar cada día con esperanza y negarse a ver cada atardecer con el alma o las manos vacías."

Hablo desde mi experiencia personal, antes de que todo esto ocurriera yo estaba más perdido de lo que me imaginé, algunos de mi cabros también tal vez. Y es porque uno es el héroe de su vida hasta quien le hacen daño. Hasta que la vida te toca. Estaba perdido y Charpi y Kin, me obligaron a reencontrarme, me obligaron a volver al centro de todo lo que pensé que estaba tan cerca, pero que se fue perdiendo durante los años, durante la vida, durante el frondoso camino hacia los sueños personales.

En eso, uno se da cuenta que no vale la pena cumplir ni un sueño, si se pierde la conexión del alma con quienes uno quiere compartir ese sueño. Mis mejores amigos del alma, de la vida, del colegio y de los mejores momentos de mi vida, son mi cable a tierra y mi sueño más grande, mi segunda familia.

Estos dos cabros, nos reunieron a todos, tan dispersos estábamos y tan apretados que han sido los abrazos y las lágrimas compartidas. Tanto cariño y amor que puede nacer de las personas cuando se trata de un problema en común y sobretodo, de un cariño a un amigo o hermano en común.

Se notan más que nunca en su ausencia. Hoy los sentimos más cerca que nunca, los extrañamos, pero los sentimos cerca. Porque hoy somos capaces de verlos en absolutamente cada cosa que nos haga recordarlos, en cada lugar que visitamos juntos, en cada momento que compartimos y en cada amigo o amiga en común que tuvimos, hoy los vemos en todas partes y en ninguna. Eso es, porque los vemos con el corazón y nunca más dejaremos de verlos.

A todos los que fueron parte, muchas gracias por el amor y por el cariño, siempre digo que el amor no se agradece, puesto que los que entregamos amor lo hacemos siempre gratis.

Y a las familias mi admiración, su fuerza es sobrehumana, y muy inspiradora. De esas que marcan la vida de otros.

Los amamos cabros. Gracias por tanto.