"Estado profundo y puesta en escena": Las teorías conspirativas tras el intento de asesinato a Donald Trump

¿Qué pasó?

En los minutos que siguieron al intento de asesinato de Donald Trump, internet empezó a llenarse de teorías de la conspiración, hablando de un atacante a las "órdenes" del presidente Joe Biden, del "Estado profundo", o de un "simulacro".

Así, por la red social X circuló masivamente el video en el que aparece en primer plano una espectadora "sospechosa", con una pancarta que reza "Biden", y una foto de agentes de los servicios de seguridad sonriendo mientras sostienen a un Trump ensangrentado, además de otras "pruebas" de que el incidente había sido "organizado", "planificado".

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Poco importa si, al parecer, la mujer llevaba una pancarta similar a la de otros asistentes, en la que se leía "Joe Biden, you're fired" ("Joe Biden, estás despedido"), o que la foto de los agentes hubiera sido probablemente manipulada, según investigaciones de AFP.

"Estado profundo"

Para el investigador en Ciencias Políticas Julien Giry, la histeria colectiva del fin de semana a raíz de este acontecimiento no debería sorprender a nadie, "en un momento así y con un personaje como ese". "La ausencia de teorías conspiracionistas es lo que habría constituido una sorpresa, casi una anomalía", apuntó.

 

Donald Trump escoltado por el Servicio Secreto tras intento de asesinato (AFP)

 

Y más teniendo en cuenta que la gran cantidad de imágenes del acto, tanto oficiales como tomadas por aficionados, facilita "la posibilidad de creer un discurso alternativo", según él.

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Además, el intento de asesinato "da crédito al hecho de que es un hombre amenazado, que quizá también quiso librar combates demasiado poderosos contra las fuerzas supuestamente ocultas, el 'Estado profundo' por ejemplo", añadió Giry.

El "Estado profundo", o "Deep State", es una creencia que está bastante de moda entre los círculos complotistas estadounidenses de extrema derecha, como el movimiento QAnon, que afirma que existiría una suerte de Estado secreto paralelo que va moviendo los hilos para beneficiar a grupos privados.

"Puesta en escena"

El periodista Anthony Mansuy, especializado en la esfera complotista estadounidense, subraya la "reacción bastante increíble de los círculos centristas y demócratas", que no tardaron en denunciar un simulacro, con la palabra clave #staged (puesta en escena).

Rápidamente, cuentas afines al Partido Demócrata aseguraron que la sangre derramada en la cara de Trump era falsa, y que el Servicio Secreto había urdido ese momento con el expresidente.

 

Donal Trump con simpatizantes previo al intento de asesinato en Pensilvania (AFP)

 

Esto muestra, según Mansuy, "que nadie está inmunizado contra las fantasías de las teorías del complot". Lo ocurrido "puede llevar a plantearse preguntas, pero caemos en el complot cuando hacemos una cruzada a partir de elementos que no se han verificado", advierte.

Un error en el que algunos han caído a causa, según él, "de una combinación de tres factores de la máquina complotista: un activismo muy fuerte, un trauma sociopolítico y una degradación del sistema" que empuja a la gente "a preguntarse: '¿quién se beneficia de ese delito?'".

"En los dos bandos políticos estadounidenses se observa que los signos de conspiracionismo han aumentado", dice Imran Ahmed, director del Centro de lucha contra el odio en línea, entrevistado por el Washington Post. "Las teorías del complot aportan una historia simple para darle a todo el mundo una razón para no afrontar la realidad".

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