Algunas pertenencias estaban intactas: Encuentran cuerpo de montañista desaparecido hace más de 20 años en Perú

Después de 22 años, el cadáver de un montañista estadounidense fue hallado en el monto más alto de Perú. Con 6.768 metros de altitud, autoridades locales y equipos de rescate encontraron el cuerpo momificado en los 5.200 metros de la montaña Huascarán.

El hallazgo se produjo el 5 de julio y, por el estado en que se encontraban los restos, al principio no fue tan simple corroborar su identidad. Una vez realizada la autopsia, se confirmó que correspondía a William Stampfl, ingeniero civil que tenía cerca de 58 años al momento de su muerte. 

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Oriundo de California, el profesional realizó la expedición en junio de 2002 con dos compañeros, Matthew Richardson y Steve Erskine, con quienes falleció al ser alcanzados por una avalancha de nieve mientras iban en ascenso. Tras encontrar a Stampfl, el único que resta por encontrar es el cadáver de Richardson.

Así se gestó el hallazgo del montañista

Uno de los participantes del rescate fue Lenin Alvarado, policía miembro del Departamento de Salvamento de Alta Montaña. Según comentó a la prensa internacional, el descubrimiento lo protagonizaron después de nueve horas caminando por el Huascarán, con el temor latente de la ocurrencia de una eventual avalancha.

 

Los rescatistas en el monte Huascarán de Perú (Policía Nacional)

 

Cuando dieron con el cuerpo de William, este estaba momificado y descongelándose. Tenía guardadas sus pertenencias (pasaporte, cámara fotográfica, tarjeta de crédito, lentes, etcétera) entre su equipaje y las botas, las sogas, los arneses y su pica estaban en perfecto estado. Lo que más sorprendió a los rescatistas fue que aún llevaba puesto su anillo de matrimonio.

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Antes de la autopsia, el equipo pudo sospechar que el cadáver correspondía al ingeniero, porque en sus bolsillos estaba su licencia de conducir.

Sobre cómo se gestó el operativo, el líder de un grupo de rescatistas privados, Eric Albino, contó que la propia familia de Stampfl lo contactó para encontrarlo en la montaña. Todo comenzó gracias a un andinista que pasó casualmente por el lugar donde yacían los restos de William y vio su cuerpo, arropado con una vestimenta en perfecto estado.

Al abrir uno de los bolsos que portaba el fallecido, encontró su licencia y anotó sus datos, contactándose con la familia al regresar a Estados Unidos. De esta manera, los seres queridos cerraron un ciclo que permaneció inconcluso durante más de dos décadas.

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