A 30 años de su muerte: El detalle que posibilitó terminar con la vida de Pablo Escobar sobre un tejado
Un criminal sanguinario que fue dueño de un peligroso imperio narco en Sudamérica. Ese es el recuerdo que dejó Pablo Escobar Gaviria, el colombiano que lideró el temible Cartel de Medellín durante los años '90, concentrando gran parte de las operaciones del narcotráfico.
"El Patrón del Mal" y "El Zar de la cocaína" son algunos de los apodos por los que fue conocido en Colombia y el resto del planeta, acumulando una de las mayores fortunas a nivel mundial gracias a la venta de droga.
El próximo 2 de diciembre se cumplen 30 años de su muerte, de aquella vez que murió en un tejado en 1993, mientras era perseguido por agentes del Bloque de Búsqueda que lo abatieron a disparos.
Su corta trayectoria política y el inicio de las investigaciones
Tanto dinero ingresaba a las arcas financieras de Escobar, que se dio el lujo de comprar haciendas, en las que incluso había hipopótamos. Para lavar su imagen construyó canchas de fútbol y tuvo un fuerte sentido social con la población colombiana más vulnerable. Todo era una fachada para acallar los rumores de su vínculo con las drogas.
En 1982 se aventuró en una carrera política impulsada por sus obras sociales. Llegó a ser senador suplente en el Congreso, pero ese era solo el comienzo, porque su viuda, Victoria Eugenia Escobar, contó que el "Patrón" quería ser presidente de Colombia.
La vida política le costó caro a Escobar, especialmente cuando comenzaron las denuncias por su relación con el negocio de la cocaína.
Sus colegas parlamentarios lo enjuiciaron públicamente y la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) inició una investigación en su contra.
Las diligencias concluyeron que "El Patrón" efectivamente era un capo de la droga, por lo que fue arrestado. Así fue cómo inmortalizó una fotografía cuando fue arrestado:
De "La Catedral" a ser el hombre más buscado por la policía
El jefe del Cartel de Medellín llegó a un insólito acuerdo con la justicia de su país para no ser extraditado a Estados Unidos: aceptó ser encarcelado, pero en una prisión de lujo llamada "La Catedral", que él mismo construyó en Envigado, al noroeste de Colombia.
Los abusos y asesinatos continuaron dentro del lugar, así que el gobierno de Colombia ordenó su traslado, lo que fue imposible: Escobar tomó como rehenes a dos funcionarios de seguridad y el 21 de julio de 1992 se dio a la fuga, en medio de una intensa neblina.
Durante casi un año y medio se mantuvo fuera del alcance de la policía, hasta que en 1993 llegó su fecha fatal.
El detalle que posibilitó la muerte de Escobar
El narco no solo estaba lejos de su imperio, sino también de su familia. Solía llamar a su esposa e hijo constantemente, pero un día cometió un error.
El 2 de diciembre de 1993 hizo una llamada de cinco minutos, tiempo suficiente para que las policías colombiana y estadounidense triangularan su ubicación exacta: la calle 79 del barrio Los Olivos.
Los uniformados llegaron hasta su vivienda, en donde también estaba su guardaespaldas, Álvaro de Jesús Agudelo, conocido como el "Limón" y el primero en recibir los disparos policiales.
Mientras tanto, el capo de la cocaína escapaba sobre los tejados de la casa contigua: "Se mantuvo cerca de la pared de otra vivienda. Ese muro lo protegió un poco de los agentes en tierra, pero no de los que le estaban persiguiendo", contó Steve Murphy, agente de la DEA.
"Escobar llevaba dos pistolas y disparó a los agentes que se encontraban detrás de él, mientras cruzaba el tejado. Esos hombres y los que estaban en tierra respondieron a los disparos y dieron a Escobar varias veces", agregó Murphy.
Según los análisis forenses, el narco recibió tres disparos: una bala impactó su hombro, otra dañó su muslo izquierdo y la tercera atravesó su cabeza de lado a lado.
Años después, su familia insistió en que Escobar se suicidó en el tejado antes de que lo capturaran, pero la evidencia no demostraba esa tesis.
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