"Polio Paul": La historia del abogado que vive gracias a un pulmón de acero y no se mueve hace 70 años

  • Por Meganoticias

Paul Alexander, o más conocido como "Polio Paul", tiene 75 años y es uno de los dos últimos americanos que vive por medio de un órgano de acero, es decir, una máquina que le provee de oxígeno.

Este tratamiento, que fue originado en el siglo pasado, es denominado "antipoliomielitis" para tratar la polimelitis, una mortal enfermedad de décadas atrás.

Según MedlinePlus, es una enfermedad "incapacitante y potencialmente mortal causada por el poliovirus, lo que puede infectar la médula ósea de una persona, causando parálisis".

Hace 30 años que lo acompaña Kathryn Gaines, una mujer que lo ha ayudado en sus tareas más básicas, con quien asegura "nada sería posible".

Contagiado por mortal enfermedad

Paul quedó postrado luego de haber contraído poliomelitis, una de las enfermedades más mortales de los 1900 y que hizo colapsar hospitales.

En 1959, más de mil estadounidenses dependían de un pulmón de acero para seguir con vida. Prontamente se logró dar con la vacuna contra el polio y gran parte de los enfermos mejoraron.

No obstante, hubo algunos otros que no tuvieron mejoría. Para 2014, 10 estadounidenses seguían viviendo con el pulmón de acero; actualmente, hay solo dos.

"Lo perdí todo"

La historia de "Polio Paul" es sumamente triste. Tenía seis años cuando vivía con su familia en Dallas, Estados Unidos, cuando se contagió de la enfermedad.

“Lo perdí todo: la capacidad de moverme, mis piernas no me sostenían y luego no podía respirar”, recuerda Paul Alexander en conversación con The Guardian.

Lamentablemente, quedó paralizado de la cintura para abajo y debió ser tratado de urgencia, quedando atrapado en la máquina para su mejoría.

Pese a que el pronóstico era que en un par de años pudiese mejorar, aquello no sucedió. Dependió de la máquina toda su vida, incluso actualmente a sus 75 años.

No se dio por vencido

Pese a los avances tecnológicos, Paul desistió y prefirió seguir viviendo con su órgano de acero. “Quería lograr las cosas que me dijeron que no podía lograr”, aseguró.

Y así fue como logró graduarse en la escuela con honores. Posteriormente, se graduó de doctor en Leyes en la Universidad de Texas en 1984, cumpliendo el sueño de ser abogado.

Pasó meses trabajando como tal e incluso, a momentos, logró desconectarse de la máquina. No obstante, ahora depende en su totalidad del pulmón de acero para sobrevivir.

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