"Bebé milagro": Pesó 765 gramos, estuvo muerto y luego superó hasta el coronavirus
- Por Meganoticias
El pequeño Archie Edwards, hijo de Sheree Murray y Robert Edwards, ambos de 21 años, nació sin frecuencia cardíaca en el Hospital General de Burnley en Lancashire (Inglaterra), el 1 de diciembre de 2020.
El bebé pesó solo 765 gramos al nacer, estuvo muerto, pero sobrevivió, y luego superó varias enfermedades, incluyendo el coronavirus.
Por todas estas razones es que Archie, quien se recupera en el Hospital General de Burnley, en Inglaterra, es conocido como el “bebé milagro”.
La historia del pequeño
En un principio los padres de Archie no tuvieron indicios que su hijo podría nacer antes. No obstante, la madre comenzó a sentir un dolor paralizante el 30 de noviembre por lo que la llevaron de urgencia al hospital, donde nació Archie.
Los padres relataron que los médicos lograron resucitar al bebé que nació muerto después de 40 minutos, todo gracias a compresiones torácicas antes de colocarlo en un respirador.
Por si fuera poco, el bebé también contrajo E. coli, una infección bacteriana que le provocó sepsis. A pesar de ello, el lactante se está recuperando en una unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital General de Burnley y podría ser dado de alta en marzo.
El testimonio de los padres
La madre del pequeño reveló “al principio me sorprendió más que nada porque no tuve complicaciones durante el embarazo. Pero cuando nos contaron sobre los latidos de su corazón y luego la sepsis y el COVID, todo fue aterrador”.
Además, relató cómo era físicamente al nacer, con solo 25 semanas de gestación.
“Era muy ligero, lo tenía en mi pecho, lo único que sentía era su cabeza y lo hacía sentir como si fuera real. Estoy tan feliz con el progreso que ha logrado, estoy tan orgullosa de él”, mencionó.
Por su parte, el papá expuso que “no pudieron encontrar un latido, pensé que había perdido a mi hijo primogénito. Fue tan aterrador. Encendieron el calentador y tardaron 40 minutos en resucitarlo, que se sintieron como una eternidad. Mi hijo estaba allí y me sentí completamente impotente porque no podía hacer nada”.
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