Manifestantes dan una "última oportunidad" al gobierno de Carrie Lam en Hong Kong
- Por AFP
¿Qué pasó?
Los activistas prodemocracia de Hong Kong esperaban este domingo una asistencia masiva a la manifestación pensada para ofrecerle a las autoridades una "última oportunidad" de responder a sus reivindicaciones.
La excolonia británica está sumida desde junio en su peor crisis desde su retrocesión a Pekín en 1997, con manifestaciones casi diarias para exigir reformas democráticas o reclamar que se investigue la actuación de la policía durante las protestas.
Esta manifestación tendrá lugar dos semanas después del triunfo de los candidatos prodemocracia en las elecciones locales del 24 de noviembre, que contrastó con la afirmación de las autoridades de que una mayoría silenciosa de hongkoneses discreparía con los manifestantes.
Desde esos comicios, una cierta calma regresó al territorio semiautónomo, con una notoria bajada de los actos de vandalismo y de enfrentamientos entre la policía y los manifestantes más radicales.
Sin embargo, según los activistas prodemocracia, el resentimiento de la población es todavía más fuerte que antes, a causa del rechazo de Pekín y de la jefa del ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, a acceder a las demandas de los participantes en las marchas.
La policía de Hong Kong autorizó la concentración, organizada por el Frente Cívico para los Derechos Humanos (CHRF) en toda la isla, algo que no ocurría desde mediados de agosto.
"Última oportunidad"
"Es la última oportunidad que el pueblo le da a Lam", declaró el viernes ante los periodistas Jimmy Sham, uno de los responsables del CHRF.
La marcha del domingo partirá del parque Victoria, en la isla de Hong Kong, y atravesará barrios comerciales.
El CHRF, que defiende la no violencia, es el movimiento que organizó las grandes protestas de junio y julio.
Durante los últimos meses, las autoridades locales prohibieron las principales concentraciones, alegando que existía riesgo de violencia, aunque multitud de hongkoneses desafiaron el veto y siguieron tomando las calles.
La protesta de este sábado coincide con la víspera del aniversario de los seis meses de movilización, que empezó con una gran manifestación el 9 de junio contra un proyecto de ley para facilitar las extradiciones a China. Un proyecto que fue retirado desde entonces.
Desde esa fecha, unas 6.000 personas han sido detenidas y cientos resultaron heridas, según la policía.
En los foros en línea que usan los manifestantes, han cundido los llamados para llevar a cabo un gran bloqueo de los transportes públicos el lunes, fecha del aniversario, si las autoridades locales no atienden sus exigencias.
Ninguna señal de cambio
Pero nada hacia presagiar un cambio de actitud en la jefa del gobierno local, por lo que la calma actual podría acabar esfumándose.
Desde las elecciones locales, Carrie Lam, cuya tasa de apoyo entre la población está en niveles históricamente bajos, no ha hecho ninguna concesión al bando prodemocracia.
La reputación de la policía también se vio fuertemente dañada.
Según un sondeo publicado el viernes por el Hong Kong Public Opinion Programme, que estudia la opinión pública desde hace años, las fuerzas de seguridad registraron una tasa de desaprobación récord. El 40% de las personas encuestadas le atribuyeron la nota más baja, es decir, cero.
En los últimos dos días, el nuevo jefe de la policía de la ciudad, Chris Tang, visitó Pekín y se reunió con personalidades del partido, cuyo jefe de seguridad pública, Zhao Zezhi, le transmitió su "más firme apoyo", según los comunicados oficiales.
Tang, que sigue la misma línea política que su predecesor, descartó el pedido de una investigación independiente y advirtió que la policía reprimiría cualquier acto violento en la manifestación de este domingo.
"Si hay un incendio criminal, cócteles Molotov o comercios dañados, tomaremos medidas", declaró en Pekín ante la prensa. "Pero, por cuestiones menores, daremos muestra de flexibilidad y de humanidad".