Frida Sofía no fue la única: Monchito, el "niño fantasma" tras terremoto del 85 en México
- Por María Ignacia Pentz
El caso de Frida Sofía que ha causado controversia y ha tenido a los medios de comunicación, a las redes sociales y a la opinión pública expectantes, recordó el caso de Luis Ramón "Monchito" Navarrete, de 9 años, quien también captó la atención hace 32 años, justamente, para el terremoto del 19 de septiembre de 1985 que azotó, al igual que este 2017, Ciudad de México.
Monchito había pasado la noche del 18 de septiembre en la casa de su abuelo, en el centro de la ciudad, en la calle Venustiano Carranza 148, en La Merced. Alojaba ahí para después, junto a sus padres, continuar un viaje a Cozumel.
En un artículo del diario El País del 7 de octubre de 1985, que relata los hechos, Carlos Marbran, un voluntario que trabajaba en las labores de rescate, aseguraba: "No teníamos la certeza de la vida y no teníamos la certeza de la muerte. Para la certeza de la muerte harían falta datos tales como olor o moscas, que no hubo en ningún momento. Ahora tenemos la certeza de la vida, pero el problema es que no sabemos si llegaremos a tiempo'".
Desde el día del terremoto acudieron a la casa brigadas y cuadrillas y todos opinaban que no había vida, por más que la familia de Monchito insistía en que escarbaran. Equipos de rescate italianos, israelíes y de la Marina mexicana dictaminaron que ahí no había vida, pero luego llegaron jóvenes de la sección 5 del Voluntariado Nacional.
Estos últimos creyeron haber detectado vida. Y fueron ellos la génesis de toda la conmoción que se generó en torno al caso, a la esperanza que creció en México de rescatar al último sobreviviente atrapado bajo los escombros.
Dicen que preguntaron "¿Quién es?" y se oyeron ruidos, pero no una voz. Entonces dijeron: "Si no puedes hablar, danos dos golpes" y los dio. Volvieron a hablarle: "Si eres un adulto, da un golpe. Si eres un niño, da dos golpes", y dio dos golpes. Ahí comenzaron a ejecutar las labores de rescate.
Buscaron y buscaron pero no lograban dar con Monchito. No aparecía por ninguna parte. A diferencia de su abuelo, del que sí hallaron el cuerpo.
Días después las autoridades estaban listos para remover los escombros, pero era tanto el revuelo que había provocado la historia, que se realizó una protesta para evitar que movieran los restos.
Luego de eso, ingenieros declararon que estaba prácticamente descartado que hubiera vida bajo los escombros y un psiquiatra dijo que todos habían sido víctimas de "un caso de psicosis colectiva". Pero aunque el apoyo oficial se había ido, varios voluntarios continuaron las labores con los pocos recursos que tenían.
Con todo, comenzaron a circular diferentes teorías sobre lo sucedido. Entre otras, algunos sostuvieron que se trató de un montaje y otros dijeron que se buscaba tapar la lentitud con la que el gobierno había reaccionado a la catástrofe. Como fuese, Monchito nunca apareció.