Policía descifra la enigmática muerte que tuvieron dos amigos mientras almorzaban en Francia

  • Por Mario Valle

Dos amigos muertos en el jardín de una casa mientras almorzaban y sin ningún signo de violencia. Esa fue la escena con que se encontró el jueves pasado la policía francesa en la ciudad de  Authon-du-Perche al noreste del país europeo.

El hallazgo de los cuerpos de Lucien Perrot (69) que era el dueño de casa y de Olivier Boudin (38), que vivía en la vivienda de al lado, fue realizado por una vecina. Incluso, la mujer que los encontró había visto el cuerpo de Olivier el pasado martes 4 de agosto tumbado de espaldas en el suelo y a Lucien sentada desdoblada en una silla. Sin embargo, como había escuchado música fuerte la noche anterior, pensó que habían tenido una fiesta y que estaban pasando la resaca.

Sin embargo, una horas más tardes decidió ir a despertarlos ante el temor de que se fueran a insolar, cuando descubrió que en realidad estaban muertos: "Grité ¡Lucien, Olivier! En vano", dijo a "Le Parisien".

"Era muy curioso, sus caras estaban apacibles, daban realmente la impresión de que dormían", agregó el alcalde Patrice Leriget, quien llegó al lugar.

Ante la falta de señales de lesiones, la policía descartó esta posibilidad y empezó a tener sospechas de un envenenamiento fortuito o provoado y centró las indagaciones en la comida que ingirieron.

Pero estaban equivocados, los exámenes a la comida no mostraron nada anormal y fueron las autopsias a los cuerpos los que revelaron la verdad: las muertes fueron una cadena de infortunios.

Lucien, el mayor y dueño de casa, se atragantó con un pedazo de carne de 44 gramos, el que intentó comer a pesar de que tenía una dentadura en muy mal estado. Además, había bebido mucho, ya que tenía 2,45 gramos por litro de alcohol en la sangre.

El hombre no pudo sacarse el trozo de carne de la garganta y empezó a dejar de respirar en frente de su amigo, quien a pesar de ser joven, sufrió un infarto por cardiomegalia al ver a su amigo muriéndose en frente de él. Según estableció el equipo médico, Olivier también había bebido.

A pesar de estas pruebas y de que se encontraron en la vivienda varias botellas de cerveza, vino y pastis, trago originario de Marsella, el fiscal de la región ordenó más pruebas toxicológicas, aunque todo apunta a que se trató de una muerte fortuita en ambos casos.