Le dijeron que su hija nació muerta y se reencuentra con ella 26 años después en San Martín de Los Andes
- Por Alejandro Gonzalez
Karina quedó embarazada a los 14 años de un novio de su adolescencia. No sabía cómo contarle a sus padres, así que para asegurarse que no iba a ser reprimida o golpeada, lo hizo en un paradero.
No hubo fuerza física, pero sí psicológica y de la peor: su madre la obligó a ocultarlo y no decirle nunca nada a su papá.
"Si le pasa algo a él, te vas a sentir culpable", le advirtió a Karina.
Lo que iba a pasar después es una increíble historia que reporteó el diario La Nación de Argentina con su caso.
En entrevista con el periódico trasandino, Karina, quien decidió mantener en reserva su apellido, relató:
"Un día mi mamá me llevó a la casa particular de una doctora en el barrio de Turdera, que me revisó y me preguntó de cuántos meses estaba, un dato que yo no sabía. Al tiempo volvimos a ir y me aplicó una inyección. Al día siguiente, el 10 de abril de 1987, me empecé a sentir mal y regresamos a lo de esta mujer. Me dejaron sola con trabajo de parto en una habitación fría y oscura, con unos dolores insoportables".
Luego, contó que las palabras más duras que escuchó en su vida fueron las que le dijo la partera que atendió el procedimiento: "Tu bebé nació muerto".
La historia de Karina y su hijo quedó ahí. Su madre le había dicho que el bebé estaba de 5 meses, y que por aquella razón había fallecido. Esa es la historia con la que cargó por décadas.
Creció, se casó y tuvo dos hijos, según relató al impreso.
A los 38 años, Karina tuvo un presentimiento que la llevó al psicólogo, en donde compartió su historia. Luego abrió esta herida a su actual familia.
Su marido e hijos la apoyaron y comenzaron una búsqueda que quizá no tendría ningún sentido.
"No sabíamos por dónde empezar. Fuimos a la Defensoría del Pueblo, al Registro Nacional de las Personas de La Plata, al INADI, a Abuelas y a Madres de Plaza de Mayo; todos nos cerraron las puertas. Fuimos al registro civil de Temperley y nos dijeron que no se podía acceder a los papeles -después descubrí que mi hija estaba anotada ese día, en ese registro civil, como hija biológica de otra persona-.".
Al borde de abandonar esta misión, Karina hizo un último intento. En marzo del 2013, publicó su historia en una fanpage llamada "Hijos biológicos que buscan su identidad".
Según relató, generó un gran impacto con el que le enviaron miles de mensajes, pero ninguno le daba pistas claras sobre su hija.
Al tiempo, recibió un correo electrónico. Era una joven de San Martín de Los Andes. En él, le contó que la historia que publicó coincidían con los de su hermana.
"Al día siguiente me llamó su papá y quedamos en volver a hablar al otro día. Me enteré que se llamaba María Celeste Pareto, que tenía 26 años y que era mamá. ¡La veíamos tan parecida a mí!", contó.
Para tener una comprobación certera, acordaron enviarse muestras de ADN para confirmar la compatibilidad. El 11 de septiembre del mismo año, reciben un correo electrónico con el resultado: 99.96%.
Eran madre e hija.
En menos de un mes, Karina viajó junto a su familia en un bus rumbo a San Martín. "Cuando llegué, bajé, nos abrazamos y lloramos de la emoción", recuerda.
Siguieron visitándose periódicamente, hasta que el año 2015 comenzaron las discusiones, dado que Karina quería entablar un vínculo con la familia de Celeste. Sin embargo, a ella no le pareció la idea, hasta que nuevamente perdieron el contacto.
"Sentí que perdí a mi mamá -porque veníamos discutiendo por Celeste-, perdí a mi papá -porque él creía que iba a matar a mi mamá por disgustos-, perdí a mi hija y a mi nieto. ¿Con qué me quedé? Con el sabor de que la encontré, porque me podría haber muerto sin saber de ella", relató a La Nación.
"Aprendí que la verdad duele una vez, pero la mentira duele siempre", reflexionó, luego de contar su historia.