Es un tipo de cáncer: 5 síntomas que aparecen si tienes un linfoma
El cáncer es una enfermedad que puede detectarse en distintos órganos y tejidos del cuerpo, puesto que aparece por el crecimiento anormal de las células que componen estas estructuras.
Estamos acostumbrados a escuchar sobre aquellos que afectan grandes estructuras, como pulmones, piel, hígado o estómago. Pero existen otras variedades de las que menos se habla, como los linfomas.
¿Qué son los linfomas?
Este es un tipo de cáncer que no está asociado a una estructura específica, sino que al sistema inmune en su totalidad.
"Se origina por la proliferación anormal de linfocitos en diferentes etapas de maduración en el cuerpo", explicó en un comunicado el Dr. Pablo Ramírez, jefe del Centro del Cáncer de Clínica Las Condes.
Los linfocitos son una de las células del sistema inmune, un tipo de glóbulo blanco que viaja por la sangre y produce los anticuerpos que protegen al cuerpo de amenazas, como virus o el cáncer.
Estos se producen mayoritariamente en los ganglios linfáticos, estructuras que son las principales afectadas por los linfomas, pero según el Dr. Ramírez, también pueden originar en la "médula ósea, tejido pulmonar, tracto digestivo, sistema nervioso central, piel, conjuntiva ocular, etc."
Según la literatura médica, se han detectado más de 50 tipos de linfomas diferentes, pero todos pueden ser reunidos en dos grandes categorías: Linfomas de Hodgkin y Linfomas no Hodgkin.
"Las diferencias entre ambos tipos de linfoma son múltiples y tienen que ver con la biología de la célula tumoral, la forma de presentación, la evolución a través del tiempo, tipo de terapias empleadas y expectativa de curación. No es que uno sea mejor que el otro, solo son diferentes y necesitan tratamientos distintos", aclaró el Dr. Ramírez.
¿Cuáles son los síntomas?
Dependiendo del tipo de linfoma que se trate y las características de cada paciente, los síntomas de los linfomas podrían variar drásticamente.
Pero algunas de las señales más recurrentes que se pueden presentar, son:
- Crecimiento progresivo de los ganglios, habitualmente indoloros.
- Decaimiento.
- Pérdida de peso.
- Sudoración nocturna.
- Fiebre en algunos casos.
También se podrían identificar cambios asociados a la médula ósea, como la anemia, sangrado por conteo de plaquetas bajo o infecciones recurrentes.
Este no es un tipo de cáncer que se pueda prevenir, pero sí tiene tratamiento y su efectividad dependerá de cada caso y del tipo de linfoma que se tenga.
Este artículo está diseñado para informar y no pretende dar consejos o soluciones médicas.
Consulte siempre a su doctor o especialista si tiene dudas sobre su salud o antes de iniciar un tratamiento.