Es peor de lo que se pensaba: Así es cómo el azúcar arruina el sistema digestivo y promueve la diabetes, según estudio
A estas alturas, para nadie debería ser una sorpresa que la azúcar refinada no es un ingrediente que entregue algún beneficio para la salud y que, muy por el contrario, está más asociada a problemas y enfermedades.
Este ingrediente es sindicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un producto que aumenta la ingesta calórica general, lo que, con el tiempo, podría resultar en sobrepeso, obesidad y enfermedades no transmisibles, como caries o diabetes.
Ahora, una nueva investigación logró identificar los efectos del azúcar en el cuerpo, los que estarían directamente relacionados con la obesidad y la diabetes.
¿Qué hace el azúcar?
Este trabajo se concentró en los efectos de este ingrediente en la microbiota intestinal de los animales. Este delicado sistema de bacterias es indispensable para la nutrición y el sistema inmune de los mamíferos.
Para esto, los investigadores alimentaron a un grupo de ratones de laboratorio con una dieta alta en grasas y otros con comida rica en azúcar. Tan solo con 4 semanas en su alimentación, los roedores con una alimentación azucarada comenzaron a mostrar aumento de peso, resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, señales propias del síndrome metabólico.
Una vez que evaluaron el tracto digestivo de los animales, descubrieron que aquellos que comían mucha azúcar tenían una clara disminución en las células Th17.
"Estas células inmunitarias producen moléculas que ralentizan la absorción de los lípidos 'malos' del intestino y disminuyen la inflamación", explicó Ivaylo Ivanov, investigador principal de la publicación.
"En otras palabras, mantienen el intestino sano y protegen al organismo de la absorción de lípidos patógenos", añadió el experto.
Ante la ausencia de estos cuerpos, en el intestino de los roedores primaron otras bacterias, algunas de ellas con un efecto negativo, lo que eventualmente produjo los síntomas del síndrome metabólico.
Pero en este trabajo, los expertos no detectaron mejorías en todas las ratas simplemente por bajar la cantidad de azúcar en su dieta.
"Esto sugiere que algunas intervenciones dietéticas populares, como la minimización de los azúcares, solo pueden funcionar en personas que tienen ciertas poblaciones bacterianas dentro de su microbiota", explicó Ivanov.
Es por esto que proponen que la implementación con probióticos que promuevan la proliferación de bacterias positivas, sería una mejor estrategia.
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