Científicos aseguran que fecas de recién nacidos estarían contaminada con microplásticos

  • Por Meganoticias

Sabemos que nadie está libre de los microplásticos. Hasta en los puntos más remotos, como los polos, y los lugares más profundos del mar se pueden encontrar restos de este derivado. 

Según un estudio se habría comprobado que los intestinos de los bebés también estarían contaminados, esto luego de analizar las muestras recolectadas de 10 adultos y 6 infantes residentes en el estado de Nueva York.

El problema de los microplásticos

La presencia de estos materiales en el organismo de las personas representa una preocupación de salud mundial. Es que aún ni hay una seguridad sobre su peligrosidad, pero pareciera que ni una especie se vería beneficiada con su exposición. 

El ingeniero medioambiental de la Universidad de Trinity en Dublín, Dunzhu Li, fue muy cauteloso cuando la revista Nature le preguntó al respecto. "Creo que es justo decir que el riesgo potencial puede ser alto". 

¿Cuánto plástico hay en las heces de un bebé?

Estudios anteriores había encontrado plástico en heces humanas, así que eso no es nada nuevo. Lo que sí sorprendió es que en este trabajo recientemente publicado los bebés tendrían concentraciones de material mucho más altas que las de los adultos que viven en la misma área. 

De las muestras de los 6 infantes que se investigaron, se incluyó el meconio o primera evacuación de un recién nacido, habría tenido índices más bajos, pero aun así muy parecidos a los de los adultos muestreados. 

¿Cómo llegó ahí?

Los científicos creen que esto no se debe al tamaño, sino que la exposición. Los artículos seguros para bebés, como cucharas, vasos, juguetes, chupetes son hechos de plástico. Además, una guagua se coloca de todo en la boca, desde juguetes a telas plásticas. 

"Desafortunadamente, con el estilo de vida moderno, los bebés están expuestos a muchas cosas de las que no sabemos que tipo de efecto podrían tener el su futuro", comentó Kurunthachalam Kannan, profesor del departamento de pediatría y medicina medioambiental de la Universidad de Nueva York. 

Pero los autores confirman que este estudio será el punto de partida para futuros trabajos que logren trazar y medir a mayor escala, no solo las cantidades, pero el impacto de la presencia de este elemento en el intestino de los humanos. 

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