Cigarrillos electrónicos, ¿es una solución al vicio de fumar?

  • Por Cristian Reyes

Los cigarrillos electrónicos han pasado bajo la mesa de los controles para ganar espacios los que desean dejar de fumar, pero no pueden hacerlo de golpe.

Estos aparatitos que se recargan como una pantalla y producen vapor con diferentes aromas se pusieron de moda hace 16 años en China y rápidamente corrieron al resto del mundo.

En apariencia juegan un efecto psicológico entre fumadores, pues, al saber que no es un cigarrillo común y corriente hay la sensación de que se trata de vivir la misma experiencia de fumar, pero sin daños a la salud, aunque esto no es del todo cierto.

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Los cigarrillos electrónicos se componen de un atomizador con una pequeña reserva de agua preparada que al calentarse pulsando un botón, emite un vapor muy similar al humo.

La gama es muy variada en el mercado, y entre sus compuestos se puede encontrar nicotina y otros.

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Los de nicotina son los más perjudiciales, pues no se está dejando de inhalar el compuesto más tóxico del cigarrillo común, e incluso pueden ser más adictivos que el tabaco, según patenta la  Organización Mundial de la Salud en 2014.

Si el objetivo deseado es dejar el hábito de fumar, el cigarrillo electrónico debe cumplir una función de transición, pero jamás debe convertirse  en otra adicción. Dejar de fumar es, en primer lugar, una decisión y debe asumirse con mucha valentía y fuerza de voluntad. La salud está primero.